Asistir a Fitur cada año se ha convertido en algo agradable para mi. Antes quizás era algo pesado por las características de las visitas “obligadas”, pero hoy por hoy, visito Fitur para tomar un poco el “tiento” de la situación del sector, y por otro lado, como no, para ver caras conocidas, amig@s, ex compañeros y por supuesto para generar nuevos contactos.
Si bien el año pasado salí con una inmensa sensación de tristeza, este año ha disminuido la negatividad, y me he encontrado con que han desaparecido las conversaciones sobre la maldita crisis, y por el contrario me he encontrado a profesionales animados, con ganas, con energía…quizás también por que esos profesionales ya tienen un nuevo puesto de trabajo, unas nuevas perspectivas, y eso se nota.
La feria en sí ha tomado otro carisma. Del pasado ha cambiado que ya no hay tanto “come cocktail”. Este individuo (léase sin género determinado, porque los hay de todos los sexos) paseaba por la feria en busca de los eventos que hacían los stands, para colarse, compartir codos con el personal y de paso “jartarse” con esos manjares croquetiles que se suelen ofrecer en dichos saraos. El personaje en cuestión, además de ponerse las botas, también busca el participar en concursos para llevarse regalos, o directamente llevarse una invitación a un fam trip por la cara, sin merecerlo, solo por pesad@. Este año he visto menos, aunque bien es verdad que estos personajes tienen la habilidad de escabullirse entre la multitud y pasar desapercibidos. Actúan sigilosamente cuando nadie se da cuenta, cuando el subsconciente de su presa se halla a otras cosas (normalmente atendiendo a profesionales de verdad) y¡zas! consiguen su objetivo como el lobo consigue su presa en los reportajes de la 2.
Otro personaje que aún no ha encontrado su depredador es la llamada “señora con carrito”. Este elemento indispensable en la Feria es realmente digno de estudio. Normalmente se trata de una mujer de edad avanzada, sin hábitos de peluquería demostrables, que se viste con su ropa de “ir al mercao” y engancha su carrito y se va a Fitur realmente no se sabe muy bien a qué. Arrampla con todo tipo de folletos, dípticos, trípticos, pegatinas, posters, flyers y lo que se ponga en su camino. Actúa en solitario, porque no conoce a nadie. La entrada no se sabe de dónde la saca, pero lo que es seguro es que no se gasta un euro…solo consigue papelería para los trabajos del cole de sus nietos, o vete a saber con qué fin.
Me ha llamado poderosamente la atención este año el “descoloque” de stands en lugares que a priori no era muy lógicos que aparecieran, como el caso de Marina D’Or, que estaba en todo el centro del pabellón 8, a priori dedicado a Asia Pacífico y Empresa. También la desaparición de algunos stands emblemáticos, como el de Isla Mauricio, que ya lleva dos años sin existir, y el de Francia que tampoco ha aparecido.
En cualquier caso, el resumen es que he encontrado buen ánimo entre el personal, cosa importante para retomar el vuelo y que espero que la tendencia sea positiva y podamos volver a visitar un Fitur repleto de energía en años próximos.
Have a Nice Day