Quien suele hacer deporte conoce perfectamente esa sensación de dolor a la altura del abdomen, como un pinchazo letal que nos da cuando llevamos un rato corriendo. El famoso flato, llamado así por la creencia de que es debido a gases (flatulencias) en el estómago, es uno de los mayores enemigos de los corredores y deportistas en general.
Para empezar vamos a intentar exponer las diferentes causas que se barajan sobre su aparición:
- Hay teorías que sugieren que el flato tiene su origen en una mala postura mientras corremos, de algún modo provocamos el rozamiento del diafragma, que es lo que nos lleva a sentir ese pinchazo. Problemas como la hiperlordosis, por tener más marcada la curvatura de la columna vertebral, puede hacer al deportista más susceptible a sufrir esta dolencia.
- Otra teoría está más volcada en la unión del diafragma al estómago por medio de unos ligamentos. El problema de flato suele surgir cuando tenemos el estómago lleno de comida o gas por la digestión. Éste, al realizar ejercicio se mueve de arriba abajo tirando de esos ligamentos, lo que a la vez tira del diafragma y produce el dolor.
- Otra teoría es la que se centra en la falta de riego en el diafragma durante el ejercicio. Al realizar una carrera continua, los músculos necesitan la sangre para aguantar el esfuerzo, por lo que esa sangre no puede abastecer al diafragma y se queda sin riego, lo que produce dolor.
- La última teoría refiere la causa del dolor a un calambre muscular, por el parecido del pinchazo a cuando sufrimos un calambre en cualquier otra parte del cuerpo. Puede ser un calambre en el propio diafragma o de los ligamentos, que antes mencionábamos, que unen el estómago al diafragma.
De cualquier modo, todavía no se ha logrado determinar de un modo seguro la causa de este molesto dolor y se sigue investigando su causa para encontrar la forma de paliar este contratiempo y poder seguir nuestra carrera.
Aún así, a través de la experiencia, los deportistas han aprendido trucos para no tener que sufrir este pinchazo, por lo que vamos a ver qué hacer para evitarlo y qué hacer cuando ya ha aparecido.
Para evitarlo se pueden tomar una serie de precauciones como son:
- No comer nada durante las dos horas anteriores al ejercicio
- No tomar bebidas gaseosas ni antes ni durante la práctica deportiva.
- Tomar agua a sorbitos cortos y lentamente
- Evitar, dentro de lo posible, movimientos demasiado bruscos.
Cuando ya ha aparecido la molestia recomendamos, antes de parar de correr:
- Respirar de un modo profundo y expulsando el aire con fuerza hasta que notemos que disminuye el dolor.
- Estirar la zona abdominal
- Presionar con los dedos la zona donde nos duele a la vez que expulsamos el aire y doblamos el abdomen agachando la cabeza.
Si a pesar de realizar todo esto el dolor no remite, recomendamos parar la actividad y tratar de estirar y recuperar la respiración durante un rato y no retomar la carrera hasta estar seguro de que el dolor ha desaparecido. No recomendamos en ningún caso continuar la actividad forzándonos a pesar del dolor porque según los fisioterapeutas, el diafragma es un tejido músculo-tendinoso que como cualquier otra parte de nuestro cuerpo se puede lesionar. Es decir, si nos duele quiere decir que algo no va bien y debemos detenernos hasta que se recupere la zona.