Existe un pequeño punto donde muchas líneas convergen. Éstas son las delgadas líneas que separan dualidades tales como dolor y placer, criogenia y vida o belleza y horror. Ahí, tambaleándose, buscando el equlibrio, se encuentran mis personajes.
Georges Bataille sostuvo la hipótesis de que existe una íntima relación entre la pulsión sexual y el instinto de muerte, esto es el ya conocido drama de Eros y Thanatos. Aquí está el punto de partida de una carrera de fondo en la que he ido destilando poco a poco este drama.
Mi trabajo es autobiográfico, subjetivo, mentiroso y femenino. Universalizo cada estado, hago apología de ello, llego al extremo y luego cambio de bando. En esos extremos que se rozan me posiciono, en la sutileza del encuentro de los contrarios, a medio camino de todo.
Esculpir personajes a mi antojo, quitarles la voluntad y la conciencia hasta convertirlos en bodegones humanos. Yo soy todas esas caras, y las entrego, como se entregan los animales muertos a la hora del sacrificio.
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Texto: Florencia Rojas