Mucha gente se pregunta cómo se hacen las flores manchegas y, la verdad, la receta es muy sencilla. Tal vez lo más complicado de este dulce manjar es la fritura ya que debemos tener caliente el molde en el aceite. ¿No tenéis molde para hacer flores? No os preocupéis lo podéis adquirir fácilmente en ferreterías, tiendas especializadas e, incluso, en muchas tiendas de chinos. ¿El precio? Yo lo compré por 2,50 y me ha dado buen resultado.
Si no queréis hacer mucha cantidad con la mitad de la receta será más que suficiente.
Para empezar, mezclamos los huevos con la leche, el bicarbonato y el anís (sin anís también salen muy ricas). Este paso lo podéis hacer a mano o con la batidora.
Tamizamos la harina y la mezclamos con el resto de los ingredientes.
Es necesario dejar reposar la masa durante unos 15 minutos. Pasado este tiempo podemos comenzar con la fritura.
Poner el aceite a calentar e introducir el molde dentro de la sartén para que se caliente.
Una vez caliente sacar el molde e introducirlo, hasta cubrir tres cuartas partes del molde, en la masa. Dejar escurrir un poco la masa, para que no salgan muchas bolitas al freírla, y sumergir en el aceite, sin dejar que el molde toque el fondo de la sartén.
Este proceso parece muy sencillo, pero es el paso más complicado de la receta porque si no está bien caliente el molde la masa quedara adherida a él y necesitaremos la ayuda de una cuchara o un tenedor para soltar la flor del molde. Esto hace que muchas puedan romperse hasta que cojamos el punto. ¡Es cuestión de práctica! No os preocupéis que os irán saliendo poco a poco.
Las flores deben soltarse del molde y freír hasta que resulten doradas y crujientes.
Al sacarlas de la sartén es recomendable escurrirlas sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite y, una vez templadas, rebozar en azúcar o bañar con miel.
Si seguís estos pasos podréis disfrutar de unas flores crujientes y vistosas.