Una Ofrenda de flores y música que hace que, durante dos días consecutivos del mes de marzo (17 y 18) en pleno calendario fallero, todos los falleros y falleras de Valencia se dirijan, en desfile ordenado, colorista, perfumado, musical y muy emotivo, hacia la plaza de la Virgen.
Una plaza que es un espacio abierto donde, junto a una fuente que es la alegoría del río Turia y sus acequias, espera un gran armazón de madera, imagen de la virgen, que se irá rellenando, lenta pero incansablemente, de ramos de flores frescas en blanco y rojo. Claveles ordenados al milímetro que irán dando forma, color y vistosidad al manto y el traje de la patrona de Valencia. Y cuando así lo ordene la tradición, tapizar y pintar los alrededores de la fuente y la fachada de la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados de decenas de canastillas, cestos y cientos de ramos de diferentes clases de flores. La Ofrenda de las flores a la Virgen de los Desamparados es un goteo constante de música tradicional y alegre, ramos de flores, colores intensos, danzas al son de las melodías y rostros sentidos. Dicen los propios falleros que es el acto más emotivo de todo el programa de fiestas que tienen que realizar. Pero no solamente ellos lo viven intensamente si no que, la gran mayoría de valencianos, se agolpa en las calles cortadas del centro histórico para poder contemplar cómo se rinde homenaje a la patrona de Valencia.Porque desde tiempos de antaño esta virgen ha sido mucho más que un sentimiento. Alguien que siempre acompañó a los ajusticiados, desamparados y enfermos, cuyos cadáveres eran expuestos antes de ser enterrados.Un origen de una virgen que, como muchos otros, está envuelto en leyendas. Un comienzo en un hogar humilde que se construyó para dar cobijo y atención a los enfermos mentales en el año 1410 al que llamaron Hospital dels Folls. En esa leyenda que envuelve la imagen de la Virgen de los Desamparados se cuenta que un año más tarde, un día cualquiera, apareció un pequeño grupo de peregrinos solicitando alojamiento y alimento en este hospital. Después de ser concedida una de las habitaciones para todos ellos, se encerraron en ella y jamás volvieron a ser vistos. A los días, y echándolos en falta los administradores del hospital, abrieron la habitación viendo, con gran temor, que en el centro se encontraba la imagen de una virgen.Interpretando que estos viajeros eran ángeles del Señor que habían sido enviados para aliviar el dolor de los más desamparados de la sociedad, ordenaron construir una pequeña capilla para que, todo aquel que quisiera, pudiera rezar a esta virgen. Y cuentan que fue tal la devoción mostrada por todos los valencianos que aquél lugar de culto se quedó pequeño para atender y acoger tanto fiel. Así que decidieron llevar la imagen a la Catedral de Valencia que se encontraba en la plaza de la Virgen. Un pueblo valenciano que exigió que se construyera una basílica para darle cobijo.La Basílica de la Virgen de los Desamparados fue construida entre los años 1652 y 1667. En 1652 se colocaría la primera piedra gracias al impulso del conde de Oropesa en agradecimiento por haber salvado a su familia de una terrible peste que diezmó al pueblo. Cuando comenzaron los cimientos empezaron a aparecer numerosos restos romanos que fueron revelando que, en aquel lugar, había existido un foro y un templo a Eucalapio. Cuentan que se encontraron numerosos mosaicos, pavimentos e inscripciones romanas. Así nos lo recuerda una lápida que hay en la fachada derecha de la basílica con frases de Tito Livio. Una vez finalizada la Basílica de la Virgen de los Desamparados, la imagen de la virgen fue trasladada desde la catedral. Es muy posible que pocos conozcamos que durante la Guerra Civil, la patrona de Valencia fue juzgada, disparada y despojada de su manto. Fue por ello que el alcalde de la ciudad optó por esconder a la Virgen de los Desamparados en el Ayuntamiento, en la llamada Sala de Cristal. Ordenó tapiarla para ocultar la imagen hasta que la guerra terminara.En momentos de paz fue trasladada de nuevo a su basílica.Quizás cuando veamos la imagen de la Virgen de los Desamparados, bien en su armazón de la Ofrenda de las flores o en el interior de la Basílica, nos llame la atención la posición de su cabeza. Sí, está ligeramente inclinada y por eso los valencianos la llamamos cariñosamente, la Geperudeta. Y como ya te puedes imaginar, esta inclinación también tiene origen en la tradición oral.Porque cuenta la leyenda que, entre la multitud de fieles que se presentaban todos los días para rezar ante la virgen, existía una huertana muy pobre que tenía varios hijos. Uno de ellos se encontraba en el Hospistal dels Folls ingresado. La huertana había donado todos sus bienes para que le cuidaran. Pero llegó el día en el que comunicaron a la buena mujer que ya no le podían atender más. Implorando la madre ante la Virgen de los Desamparados, un ligero movimiento del brazo hizo que el anillo de oro y piedras preciosas que llevaba la imagen religiosa cayera a los pies de la huertana.Un milagro acababa de acontecer. La mujer después de orar y dar las gracias se apresuró a vender el anillo para obtener más dinero con el fin de que siguieran cuidando a su hijo enfermo. Pero como enseguida corrió la voz de que la joya había sido robada, el artesano que la atendió dio el grito de alarma y allá fueron los guardias a arrestar a la huertana.Y ante el juez, la mujer lloraba e imploraba su inocencia relatando lo acontecido. Tal fue su insistencia para que se interrogara a la propia virgen que allá fue todo el jurado para presenciar el interrogatorio.El propio juez elevó su voz para preguntar a la Virgen de los Desamparados si era verdad que ella había dado el anillo a aquella pobre mujer. Y ante la incredulidad de todos los asistentes que se arrodillaron, rezaron o se taparon el rostro, la imagen de la Virgen de los Desamparados inclinó suavemente la cabeza en señal de asentimiento.Por eso cuando preguntemos si la música se puede pintar de colores y aromas florales, la Virgen de los Desamparados envuelta entre ramos y canastillas, nos afirmará con un ligero movimiento de cabeza…