Fobia social

La ansiedad social es una emoción necesaria y adaptativa, ya que nos puede llevar a cumplir normas y convenciones sociales. Cualquier persona puede experimentar ansiedad en situaciones sociales diversas como hablar en público, entrevista de trabajo o una primera cita.

Si esta ansiedad llega a tener gran intensidad, produciendo bloqueo a la persona se convierte en un marcado miedo y muchas veces en una evitación de situaciones en las que se teme hacer el ridículo delante de otros y a que se noten los síntomas de ansiedad (Baños, 2003).

El repertorio de situaciones que producen ansiedad social es muy amplio: hablar en público, hacer cosas delante de otros, iniciar y mantener conversaciones, ir a fiestas, hablar con figuras de autoridad, hablar por teléfono delante de otras personas…

En estas situaciones se pueden experimentar distintas sensaciones como aumento de la frecuencia cardiaca, molestias estomacales, sudoración, rubor, temblores y puede haber una evitación física o mental de las mismas y pueden aparecer también lo que llamamos conductas de seguridad como retirar la mirada, apoyar las manos en la mesa para que no se note el temblor…  También es importante detectar conductas de evitación pasiva como acudir a una fiesta y sentarse en una esquina o responder con monosílabos. Además aparecen pensamientos de inseguridad, sobre que los demás nos van a evaluar negativamente y que esto va a tener consecuencias catastróficas. Suele estar asociada a un miedo intenso a las críticas y a una baja autoestima.

La terapia cognitivo-conductual  ha mostrado su eficiencia en este tipo de problemas e incluye entrenar algunas habilidades sociales para mejorar nuestra competencia interpersonal, cambiar algunos pensamientos automáticos negativos que nos hacen evitar situaciones sociales, habituarnos paulatinamente a situaciones que nos producen ansiedad social y realizar relajación aplicada.

Hay 10 estrategias según Salaberria y Eceburúa que nos pueden ayudar a exponernos a situaciones sociales:

1. Tolerar los síntomas fisiológicos de ansiedad (rubor, temblor…) que desaparecerán al cabo de un rato.
2. Tener presente dónde nos encontramos en ese momento.
3. Saludar a la gente de forma adecuada y mirando a los ojos.
4. Escuchar atentamente a los demás y elaborar mentalmente posibles temas de conversación.
5. Mostrar que queremos hablar, y hacerlo inicialmente con alguna pregunta.
6. Hablar alto, sin susurrar.
7. Soportar algunos silencios.
8. Esperar señales de los demás al decidirse dónde sentarse, cuándo tomar algo o de qué se va a hablar.
9. Tolerar las críticas de los demás.
10. Cambiar el centro de atención hacia el exterior, valorando nuestros propios recursos, sin subestimar nuestras habilidades.