Revista Cultura y Ocio

Follar en moto

Publicado el 15 noviembre 2017 por Icastico

Mientras esto escribo estreno la estupenda lista de reproducción extraída de la novela “Ciclos de mil cabezas”, ambas creadas por el poliédrico José Yebra, prosista poeta melómano profesor y vete tú a saber qué más joyas esconde en su joyero este virtuoso e inquieto ser. Y menda lerenda le ha soltado como piropo y agradecimiento, ya ves, que extienda tan brillante idea a su otro blog VIAJES AL FONDO DEL ALSA y excarcele de entre sus mágicas líneas la gran cantidad de vídeos musicales que también encierra. Por supuesto, ya me he suscrito a su canal.

La verdad es que no tengo asunto qué tratar, no sabía sobre qué escribir. Mi creatividad ha entrado en el Triángulo de las Bermudas, me temo. Debe ser producto de la contaminación. Quiero decir, de la ‘infoxicación’. Si navegara por otros triángulos me perdería más a gusto, pero los vientos no favorecen. Tengo mono y no quiero chutarme otra dosis de ‘prusés’ ni de pepés, dos variantes del hartazgo. La realidad ha sido secuestrada. Asfixiante tertulia verdulera rojigualda y estelada. Por mi parte hablaría por hablar pero me parece una falta de respeto. Además, sería redundar. Nos faltan al respeto todos los días desde las dos Españas, esta y la de Bélgica, tratándonos como tontos o como si fuéramos una legión de orejas en las que volcar discursos y soflamas rayanas en el sectarismo.

A veces me acuerdo de algún compañero fantasma que tuve el ‘gusto’ de conocer hace unos cuantos años y del que me reía a solas, nunca delante de él porque creía en sus propias fantasmadas. O me reía con alguien más cuando le contaba lo que vivía. M.A. (vamos a llamarle así) tenía primos en todos los lados, lo juro. Un día me soltó ¿quieres trabajar en la Casa Blanca? porque si tal le doy un toque a mi primo que está allí en las cocinas. Casí ná, ‘cocinando’ en el corazón de la política. Otra. Se había comprado un Ford Fiesta GT (de esos que llevan rayas en el techo y tal y cual). Descubrió unos puntos de óxido en la capota (justo donde le pusieron una antena que no traía de serie). Tras un par quejas en el concesionario, inútiles por ineficaces, me dijo que le iba a montar ‘un contencioso administrativo’ a la Ford que ¡le iban a cerrar la fábrica en España para siempre! (Valencia). O aquella ocasión en que me aseguró que el mejor polvo que había echado en su vida fue ¡encima de una moto! mientras se comía unas gambas (venía de una boda). A ver, sinceramente, es difícil de superar. Prefiero este surrealismo, ¡dónde vamos a parar!


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