El optimismo es una actitud valiosa, es la disposición a esperar lo mejor y lo más positivo, es una postura psicológica y filosófica que de forma moderada se ha demostrado que favorece la salud física y psíquica, hace que el individuo pueda sentirse bien consigo mismo y afrontar situaciones con más facilidad, siempre es mejor ver el vaso medio lleno que medio vacío.
El optimismo ayuda a evitar caer en un estado de apatía, desesperación o sufrir una depresión ante las adversidades de la vida, por ello es muy recomendable intentar fomentar el optimismo en los niños, hay que decir que este es uno de los puntos contemplados en la inteligencia emocional, algo que se puede definir como poner un poco de inteligencia a las emociones e impulsos de la vida diaria.
Bien es cierto que es difícil ser optimista en los tiempos actuales, sin embargo, debemos intentar educar a los niños en un marco de optimismo, algo que les ayudará a superar la presión y el estrés que origina la sociedad y la situación actual. De este tema tiene profundos conocimientos el doctor Ginsburg, un pediatra que desarrolla su labor en el Hospital de niños de Filadelfia (Estados Unidos). El experto escribió la Guía de padres para crear optimismo en niños y adolescentes: dele a su hijo raíces y alas, un manual que ayuda a los padres a educar a los niños en un ambiente optimista a pesar de las adversidades.
Para Ginsburg es muy importante que a los niños se les demuestre amor y que se cree en ellos, como algo imprescindible para poder insuflar en ellos optimismo, los padres podrán ayudar a que los niños desarrollen la habilidad de ser optimistas y por tanto ser más capaces, felices y estar mejor física y psíquicamente. Hay siete reglas para ayudar a los niños a que sean optimistas, reglas sencillas que empiezan por “C”, y son las siguientes:
Competencia
Evitar la sobreprotección y evitar crear inseguridad sobre las capacidades de los niños, hacer saber a los pequeños que son capaces, ayudarles a potenciar sus fortalezas y confiar en ellos dejando que tomen determinadas decisiones. Impulsar la autoestima, enfocar los errores que cometen de forma específica y nunca realizar comparativas.
Confianza
Los padres deben saber valorar las virtudes y cualidades de sus hijos, reconocer cuando realizan un buen acto, deben evitar sobreactuar con ellos a la hora de hablar de sus logros, evitar presionarles, todo ello ayuda a que los niños crean en sí mismos y puedan ser conocedores de sus habilidades y limitaciones.
Conexión
Es importante y necesario crear un vínculo familiar consolidado, donde abunden los valores que eviten las actitudes destructivas, hay que dejar que los niños puedan expresarse, sentirse libres y cómodos cuando quieran exteriorizar sus emociones, cohibirles o reprenderles no les ayudará a ser optimistas. Evitar tabús y hablar de cualquier tema o problema abiertamente y con naturalidad, se recomienda habilitar un área específica del hogar en el que la familia pueda compartir hobbies y tiempo, algo que ayudará a construir un vinculo familiar consolidado.
Carácter
Los niños son el reflejo de sus padres, lo que ven es lo que terminan haciendo, si los padres son empáticos y afectuosos con los demás, estos valores podrán ser adquiridos por los niños. Mostrar a los niños que su proceder afectará a los demás, hay que evitar los prejuicios o estereotipos que puedan terminar distorsionando su carácter.
Contribución
Hacer saber a los niños que son importantes para el mundo, sus contribuciones personales les ayudarán a encontrar su lugar y sentirse motivados, a encontrar el sentido de la vida. Hay que hacerles ver que son privilegiados por la situación que tienen, que hay muchas personas que no tienen la suerte que tienen ellos. Aleccionarles a que sean generosos con los demás, los padres deben crear momentos para que puedan contribuir y así sentirse más realizados.
Confrontarse
Hay que enseñar a los niños a sobrellevar las dificultades y los retos a los que se enfrentarán en la vida, prepararle para el mundo real y mostrarles el lado positivo de cualquier situación negativa, es decir, ver el vaso medio lleno. Las exigencias para que no tengan un comportamiento negativo no son recomendables, en su lugar hay que mostrarles que algunas actitudes son el resultado de intentar aliviar el dolor o el estrés que se sufre. Evitar que los niños tengan vergüenza, que tengan temor a hacer el ridículo y que puedan expresarse sin tapujos.
Control
Ayudar a los niños a que entiendan que las cosas no pasan por que sí, que los actos suelen tener consecuencias y que no todo en la vida es suerte. Hay que hacerles entender que las acciones tienen repercusiones. Los niños que son conscientes de que pueden controlar las consecuencias de sus decisiones, son conscientes de que tienen la capacidad de reincorporarse.
Como dicen aquí, no es nada fácil educar a los niños, pero es importante fomentar en ellos el optimismo, podrán afrontar mucho mejor la vida y serán mucho más felices. Las personas optimistas apenas sufren estrés, están más relajadas y se encuentran más conectadas con todo, son más receptivas y más creativas, suelen ser también grandes impulsoras de proyectos y equipos. Por tanto, merece la pena intentar fomentar el optimismo en la infancia.
Foto | Neticola
Enlace permanente:
Fomentar el optimismo en los niños