Revista Ciencia

Formación estelar anárquica

Por Juan Carlos
Jueves 18 de Junio de 2015


Formación estelar anárquica
El Telescopio Danés de 1,54 metros ubicado en el Observatorio La Silla de ESO, en Chile, ha captado una sorprendente imagen de NGC 6559, un objeto que muestra la anarquía reinante en el interior de una nube interestelar cuando se forman estrellas. NGC 6559 es una nube de gas y polvo situada a una distancia de unos 5.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario (El Arquero). La brillante región es un objeto relativamente pequeño, de tan solo unos pocos años luz de tamaño, en contraste con su famoso vecino, la Nebulosa de La Laguna (Messier 8), que abarca cien años luz. Pese a que suele pasar desapercibida en favor de su distinguida compañera, en esta imagen NGC 6559 tiene el papel protagonista.

El gas que hay en las nubes de NGC 6559, principalmente hidrógeno, es la materia prima a partir de la cual se forman las estrellas. Cuando una región del interior de la nebulosa acumula material suficiente, empieza a colapsar bajo su propia gravedad. El centro de la nube crece, haciéndose más denso y más caliente, hasta que se inician las fusiones termonucleares y nace una estrella. Los átomos de hidrógeno se combinan para formar átomos de helio, liberando energía, lo que hace que la estrella brille. Estas jóvenes y calientes estrellas brillantes nacidas de la nube vigorizan el hidrógeno aún presente en el entorno de la nebulosa [1]. Entonces, el gas reemite esta energía, produciendo la brillante nube roja en forma de hilo que puede verse cerca del centro de la imagen. Este objeto se conoce como una nebulosa de emisión.

Pero NGC 6559 no está solo compuesta de gas de hidrógeno. También contiene partículas sólidas de polvo, hechas de elementos más pesados, como carbono, hierro o silicio. El parche azulado cercano a la nebulosa de emisión roja muestra cómo la luz de las estrellas recién formadas se dispersa, es decir, cómo se refleja en diferentes direcciones, por las partículas microscópicas que hay en la nebulosa. Conocida por los astrónomos como nebulosa de reflexión, este tipo de objeto se ve normalmente azul porque la dispersión es más eficiente en esas longitudes de onda de la luz, más cortas.

En regiones donde el polvo es muy denso, este bloquea por completo la luz que tiene detrás; es el caso de los oscuros parches aislados y los sinuosos rastros que pueden verse en el extremo superior, a la izquierda y a la derecha de la imagen. Para poder mirar a través de las nubes y ver qué hay tras ellas, los astrónomos necesitarían observar la nebulosa utilizando longitudes de onda más largas que no fueran absorbidas. La Vía Láctea llena el fondo de la imagen con incontables estrellas amarillentas, más viejas. Algunas de ellas aparecen más débiles y rojas debido al polvo de NGC 6559.

Fotografía original
Crédito: ESO / U.G. Jørgensen

Volver a la Portada de Logo Paperblog