Revista Religión
Salmo 18:1 Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.
En los tiempos antiguos, las fortalezas eran aquellas construcciones que se levantaban con grandes muros para proteger a la ciudad de los invasores. Todos hemos visto en películas o libros de historia los famosos castillos. Estos lugares, con sus murallas de piedra, eran bien seguros para todos los que vivían rodeados y dentro de ellas.
Así como la gente se sentía segura viviendo dentro de aquellas increíbles fortalezas, algo parecido le sucede al cristiano en la esfera espiritual: No vive rodeado de grandes murallas hechas por los hombres, sino que Dios mismo es la Fortaleza que rodea y protege a sus hijos.
Si con las murallas de piedra uno podría sentir seguridad ¡Cuánto más al saber que las murallas de nuestra fortaleza es Dios mismo!. ¡Esta es verdadera seguridad y protección de todos nuestros enemigos!
Tú hoy puedes caminar, andar en tu auto o en el bus, confiado de que el Señor mismo es tu Fortaleza protectora. Cree esta verdad para este día y respira tranquilo.
¡No existe mayor cobertura que la que nos puede dar el Señor!
Oración:
Gracias, oh Dios, que puedo sentirme protegido por Ti. Abre mis ojos espirituales en este momento para darme cuenta que vivo rodeado constantemente por Tus alas de amor y con Tu seguridad. Gracias por ser mi cobertura y mi fortaleza en este día y todos los días. En el nombre de Tu Hijo Amado, amén.
Por: Ritchie Pugliese
El Versículo del Día