La fosfatasa alcalina no es un examen de laboratorio que se solicite de manera rutinaria. Sin embargo, está claro que su valor diagnóstico es de gran utilidad cuando se sospechan de afecciones hepáticas y óseas. Aunque, en algunos casos, las razones por las cuales los niveles de esta enzima varían no tienen relación con patologías de este tipo.
Y es que, una elevación o disminución de la misma, puede significar una señal de alerta que no podemos ignorar ya que suele estar asociado a la presencia de ciertas enfermedades de severidad variable. Si buscas información acerca de estos cambios, el día de hoy, te hablaremos sobre la fosfatasa alcalina alta.
¿Qué es la fosfatasa alcalina?
La fosfatasa alcalina no es más que una enzima la cual puede hallarse en diversas partes de nuestro cuerpo. Dependiendo del tejido del cuerpo donde se produce, es que se encuentra un tipo diferente de esta misma enzima. Las mayores concentraciones suelen encontrarse en el hígado, los huesos y el sistema digestivo
Debido a ello, es fácil deducir qué patologías son causadas por la presencia de niveles anormales de fosfatasa alcalina en la sangre. En este sentido, las enfermedades de índole hepático, los trastornos a nivel óseo y la enfermedad renal crónica, son algunos de los principales candidatos a tener en cuenta.
A pesar de ello, es necesario el criterio médico y la realización de pruebas mucho más específicas antes de poder dar con el diagnóstico certero. De esta manera se podrá entender qué es lo que puede estar produciendo su alteración en un caso en concreto.
¿En qué casos se solicita este examen de laboratorio?
Para muchos profesionales de la salud, es común solicitar la fosfatasa alcalina sobre todo en chequeos de salud integrales. Sin embargo, solicitarlo de manera rutinaria sigue siendo un debate controvertido. Son muchas las variables, tanto patológicas como fisiológicas, que pueden afectar los niveles de esta enzima.
Es por esta razón que este examen nunca suele solicitarse de forma individual. Suele ser pedido en conjunto con otros laboratorios, así como también se solicita solo cuando el paciente posee algún signo o síntoma que pudiera asociarse con la alteración de esta enzima.
Entre estos signos y síntomas, tenemos:
- Náuseas y vómitos.
- Falta de apetito.
- Fatiga.
- Debilidad generalizada.
- Cambio del tono de piel y de la esclerótica de los ojos, tornándose amarillento.
- Inflamación y dolor abdominal.
- Edema en piernas y tobillos.
- Orina de color oscuro o heces de color claro, casi blancas.
- Picazón generalizada.
- Dolor en los huesos y/o las articulaciones.
- Artritis.
- Anomalías óseas.
- Aumento de la frecuencia de fracturas de huesos.
¿Cuáles son los niveles normales de la fosfatasa alcalina?
El rango normal de la fosfatasa alcalina suele variar de un laboratorio a otro. Sin embargo, uno de los rangos más aceptados a nivel internacional, va de 44 a 147 unidades internacionales por litro (UI/L) o de 0.73 a 2.45 microkatal por litro (µkat/L).
Estos valores normales se encuentran sujetos además por la edad y el sexo de la persona. Aquí se tiene en cuenta que es normal y fisiológico que un niño presente niveles elevados de fosfatasa alcalina durante su crecimiento. La razón de esto es el alargamiento de sus huesos. Así mismo, pueden encontrarse niveles elevados de esta enzima en las mujeres que se encuentran en pleno embarazo.
¿Cuáles son las consecuencias de una fosfatasa alcalina alta?
Las consecuencias de la elevación de esta enzima van a variar según la causa que esté produciendo esta anomalía. Sin embargo, dichas consecuencias se traducen, inicialmente, en los signos y síntomas que ya hemos mencionado anteriormente.
De ahí en adelante, en caso de no abordar la situación de manera oportuna, estas consecuencias pueden escalar considerablemente. En consecuencia, órganos esenciales como el hígado, el cerebro, los riñones y otros pueden verse comprometidos.
Cuando la causa es fisiológica, es decir, por algún proceso normal de nuestro cuerpo como el crecimiento y el embarazo, estas cifras elevadas suelen desaparecer al cabo de un tiempo sin siquiera notarse.
Cuando la causa, en cambio, se debe a alguna enfermedad pre-existente, los signos y síntomas mencionados se hacen evidentes y persisten de manera indefinida, hasta que la causa sea identificada y tratada.
¿Cuáles son las causas de la elevación de la fosfatasa alcalina?
Algunas de las principales razones por las que la fosfatasa alcalina puede elevarse son:
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- Edad de crecimiento: tiene lugar su elevación, como ya lo hemos mencionado, en la etapa de crecimiento que ocurre durante la niñez. En estos casos, su valor suele aumentar hasta tres o cuatro veces por encima del valor normal. También se sabe que, en personas mayores de 60 años, puede darse el caso de un aumento normal de esta enzima en un 30% aproximadamente debido a la involución ósea que se presenta a esta edad.
- Embarazo: específicamente a partir del tercer trimestre del embarazo.
- Hiperfosfatemia benigna familiar: se trata de una enfermedad poco frecuente. Destaca por la presencia de fosfatasa alcalina alta en algunos miembros de una misma familia, sin llegar a presentarse signos o síntomas evidentes ni ninguna complicación al respecto. Si bien su causa es desconocida, diversos estudios nos indican que puede deberse a una mutación genética.
- Consumo de medicamentos: algunos medicamentos como ciertos antiepilépticos, antiinflamatorios y antidepresivos, se sabe que pueden ocasionar un ligero aumento de la fosfatasa alcalina sin llegar a causar mayores complicaciones.
- Raquitismo o déficit de vitamina D.
- Enfermedades hepáticas: la hepatitis, el hígado graso, enfermedades obstructivas de las vías biliares o incluso la cirrosis, son las principales causas hepáticas de la fosfatasa alcalina alta.
- Enfermedades óseas: la presencia de tumores, fracturas, la enfermedad de Paget, la osteomalacia y la osteomielitis, forman parte de las alteraciones óseas que se asocian frecuentemente a la elevación de esta enzima.
- Neoplasias: algunos tipos de cáncer caracterizados por originar tumores, pueden ocasionar la elevación de las enzimas tumorales, lo cual puede incidir circunstancialmente en el aumento de la fosfatasa alcalina.
- Otras causas: la insuficiencia cardíaca, la colitis ulcerosa, el hiperparatiroidismo, la sarcoidosis y ciertas infecciones bacterianas, también pueden asociarse al aumento de la fosfatasa alcalina.
¿Cómo se soluciona?
Una vez que se detecta la elevación anormal de la fosfatasa alcalina, lo primero que debería hacer tu médico es indagar si esta elevación se debe a un proceso fisiológico o a un proceso patológico
Para ello, se debe correlacionar la elevación de esta enzima con otros exámenes de laboratorio más específicos. Esto permitirá descartar diversas enfermedades hasta dar con el diagnóstico.
Ya habiendo identificado la causa concreta, es cuando se deberían iniciar los protocolos terapéuticos pertinentes. Sin importar que se trate de una solución quirúrgica, de radioterapia, de quimioterapia o de antibioticoterapia, es común que, además de ello, se instaure una pauta con medicamentos. La idea es que esta combinación ayude a disminuir los niveles de la fosfatasa alcalina.
Es probable que, durante este periodo, también tu médico decida que es pertinente disminuir el uso de ciertos medicamentos. Aquí figuran píldoras anticonceptivas, antiinflamatorios, antidepresivos, psicofármacos y antihipertensivos, entre otros más.
Asimismo, una dieta adecuada es fundamental durante este proceso, donde lo más recomendable es incluir a la mesa alimentos ricos en vitamina D. Los especialistas aconsejan consumir pescado, leche o atún.
Además, en la dieta se debe añadir alimentos ricos en cobre, como los aguacates o ciertas legumbres. Cabe aclarar que el consumo excesivo de grasas también debe ser eliminado en estas circunstancias.
Por último y no menos importante, la actividad física nos ofrece múltiples beneficios en pro de la disminución de esta enzima gracias a sus efectos positivos sobre nuestro sistema cardiovascular y sobre nuestros huesos. Tampoco olvides que puedes tomar el sol antes de las 10 de la mañana o después de las 4 de la tarde, siendo una gran forma de sintetizar vitamina D a través de nuestra piel.