Las fotos de interiores de edificios aparentemente sencillos pueden ser tremendamente interesantes si somos capaces de vislumbrar, ya desde el exterior, como ésta penetra en los mismos.
En el ejemplo de hoy, las fachadas de la nueva estación de Cuenca, de acero con perforaciones vegetales minúsculas, son a primera vista cerradas, por lo que la impresión inicial es que el interior será oscuro y mortecino.
Nada más lejos de la realidad, pues su interior queda brillantemente "iluminado" por miles de puntos de luz tremendamente fotogénicos.
El buen fotógrafo debe cuanto antes hacerse con estas enormes posibilidades que ofrece la luz, y buscar las tomas que potencian el paso de la misma a través de los huecos, sean grandes o pequeños, de los edificios que visite, mostrando la incidencia de la misma en paredes y suelos. Mejores fotos, seguro.
No solo eso, sino que a través de los mismos, debe enmarcar las vistas que desde el propio edificio se producen hacia el exterior, dado que haya lo que haya, el marco mejorará con creces el fondo escogido.
Este efecto es muy antiguo, muy árabe, no solo el de protegerse del soleamiento a través de huecos pequeños, sino el de enmarcar lo más bello con esos mismos huecos.
Para ello, este segundo ejemplo, en el que una vivienda particular en Djenné, Mali, ubica su perforada ventana con vistas a la mezquita de igual nombre. Patrimonio de la humanidad, la mezquita es el mayor edificio sagrado y construido en adobe del mundo, siglo XII. País alucinante para fotógrafos.
Si os interesa otro “punto de vista” de Mali, pinchad aquí.Vale la pena
Escrito por Javier Dahl