Esta es “la segunda entrega” de una serie de posts dedicados a la fotografía culinaria. Como ya conté anteriormente, no pretendo dar lecciones a nadie, simplemente compartir lo aprendido en dos largos años de “vicio fotograferil”. Y sin más preámbulos...¡continuemos!
Una vez que sabemos qué es lo que vamos a fotografiar y cuáles son los elementos que hemos elegido para nuestra imagen, la siguiente incógnita que se nos plantea es cómo distribuirlos entre las cuatro líneas que delimitarán la fotografía, para que resulte lo más interesante posible. Es decir, estaremos decidiendo su composición.
Existen una serie de reglas de composición fotográfica, las cuales, como casi todas las reglas, es divertido saltarse, pero lo que está claro, es que si las seguimos, nuestras fotos darán un resultado más atrayente y equilibrado. Personalmente prefiero recurrir a algunas de ellas y así disponer de ciertas garantías ¿Cuáles suelen dar buen resultado en el caso de la fotografía culinaria?
Simplicidad
Mejor más cerca
Crear espacio alrededor de la comida
Regla de los tercios
Regla de los impares, el tres.
Repetición de elementos, siendo uno diferente
Simplicidad: Como ya comentábamos en el post anterior, es mejor utilizar pocos elementos y bien situados, que muchos y mal puestos. No hay que olvidar que la atención debe dirigirse al elemento protagonista, que es el plato preparado. Tengo unos cuantos libros de cocina con bastantes años a sus espaldas, en los que hay que “suponer” cual es el plato fotografiado, y cuales los “adornos”.
Mejor más cerca: Ante la duda, más cerca. De esta manera rellenamos el encuadre, identificamos el foco de atención, y encima mostramos los sueltecitos que nos han quedado los granos de la paella. Lo que no impide que sea importante la consideración siguiente:
Crear un espacio alrededor de la comida: Tampoco es conveniente ahogarla. Si creamos un espacio alrededor, ayudaremos a enmarcarla de manera natural, y a identificar de que plato se trata. De cualquier forma prefiero fotografiar el plato desde ángulos y perspectivas diferentes y ver después cual se adapta mejor a lo que quiero contar.
En el ejemplo siguiente podemos ver en la práctica la aplicación de las reglas anteriores.
La regla de los tercios: Fácil y tremendamente resultona. Si dividimos nuestra fotografía en tres partes iguales, tanto vertical como horizontalmente, nos vamos a encontrar con los cuatro puntos y lineas que más atraen la vista dentro de la foto. Ahí es precisamente dónde podemos situar el foco de atención de nuestra fotografía. Es mucho más fácil verlo en un ejemplo:
Cuando accionemos el disparador, hagamos una esquema mental de esta distribución, y coloquemos aquello que queramos destacar haciéndolo coincidir con uno de estos cuatro puntos o lineas destacados. También podemos, cuando editemos la foto más tarde, recortarla para corregir el encuadre.
Resulta increíble, una vez que se conoce, comprobar cuántas buena fotografías de grandes profesionales se han compuesto siguiendo la regla de los tercios.
La regla de los impares: Funciona, de verdad. A la hora de fotografiar más de un elemento, mejor contar con un número impar de ellos. Tres es un número perfecto (por eso tuve tres hijos, para que me quedaran monos en las fotos... es una broma eh???) No hay mejor demostración que hacer la prueba. Es más atrayente estéticamente una fotografía con 3 naranjas, que con 2 o 4.
La repetición de elementos, siendo uno diferente: Podemos reunir dentro del marco natural que supone nuestra fotografía una serie de elementos iguales. Nos dará una idea de grupo y composición interesante, e incluso de “textura”. Si dentro de ese grupo, hay un elemento diferente, la fotografía ganará en atracción. La vista, irremediablemente, se dirigirá al “intruso”. En el siguiente ejemplo podemos comprobar como, sin casi darnos cuenta, nuestra vista se dirigirá al tomate “diferente”.
Estos son sólo unos ejemplos que particularmente me funcionan bien al “componer” una fotografía gastronómica. Como siempre, y por supuesto, la creatividad no está al servicio de las reglas sino al contrario. Lo que quiere decir, que saltárnoslas puede dar muy buenos resultados.
Por cierto, si queréis “firmar” la foto, la esquina inferior derecha es el lugar perfecto para hacerlo. Cuando miramos una imagen nuestra vista “terminará” de verla justo en ese punto. Esto tiene que ver con la manera en la que leemos : de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Si queréis comprobarlo mirad en cualquier anuncio que encontréis en una revista, dónde pone su nombre la agencia de publicidad que ha realizado el anuncio, o bien la empresa que lo encarga.
Siguiente entrega: ¿Con qué vamos a fotografiar? EQUIPO FOTOGRÁFICO SIMPLE PERO EFICIENTE.
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