Hace dos semanas tuve la suerte de hacer unas fotos a una niña vestida de comunión para su recordatorio. El encargo me entusiasmó. En cuanto me pidieron que les ayudara con la foto, lo tuve claro: nada de la típica imagen de la niña que comulga con la biblia entre las manos y la mirada de perfil (que es justo la que tengo yo y en la que no me veo representada).
Quería hacer algo diferente y divertido, donde la protagonista no pareciera disfrazada, sino ella misma, como es. Una foto de la que no sintiera vergüenza cuando fuera mayor (como nos pasa a todos, que nos vemos demasiados cándidos en nuestros recordatorios), que fuera mucho más natural, y que por supuesto valiera para recordar este día a sus familiares.
Así que elegimos hacer fotos al aire libre, en un jardín escondido en el pueblo y en un campo junto al río, un lugar que tenemos al lado y al que vamos bastante. Como los árboles estaban en ese momento en flor, era el momento perfecto. Con un vestido heredado de sus primas, guantes, y peinada con una trenza adornada con flores, fue fácil sacarle buenos planos porque estaba muy guapa y muy metida en su papel (pero sin los nervios del día).
Mi hijo se vino a la sesión de fotos y, entre que hacía tonterías, y ella le miraba y le daba la risa, conseguimos gestos muy naturales. Fue fácil porque la niña me conoce bien e hicimos bastante el payaso. En la imagen de arriba, por ejemplo, estaba jugando a hacer reverencias con el vestido. Le corté justo por donde había que cortarle y ha quedado una imagen bonita. Incluso sacamos varios retratos con un chupachups.
Creo que la clave de la sesión de fotos está en que buscamos el emplazamiento perfecto al aire libre (en un día soleado con nubes) y en que nos centramos en la naturalidad. La niña paseó por el jardín, se sentó en la hierba junto a unas flores (con una toalla debajo para no mancharse), en un banco de madera y, por último, se subió a un árbol, un momento en el que nos reímos mucho.
Eché de menos tener otro objetivo para jugar más con los planos y una herramienta más potente de edición (sigo siendo una aficionada), pero estoy contenta con el resultado, y sobre todo, con la idea que trabajamos.
Me divertí mucho y pude practicar con el contraluz, como en esta imagen, que confieso que es mi preferida:
Y para no dejar a nadie con la duda, al final los padres eligieron para el recordatorio un primer plano de la niña en el que estaba sentada en el suelo, con las flores de fondo y hecho con un picado (me subí en una silla y todo). Ésta es la foto. Mil gracias a su madre por darme el permiso para publicarlas
¿Os gusta? ¿Cuál es vuestra preferida?
¿Haríais unas fotos así de comunión para el recordatorio?