Revista Opinión

Fragmentación, Destrucción, Revolución: Somos indomables

Publicado el 26 junio 2020 por Liberal

Algunos lectores me han preguntado por qué, si esta página es liberal, se publican muchas veces sermones domingueros. Hoy trataré esa cuestión y algunos otros asuntos. Esta entrada de hoy será bastante breve (breve porque el domingo publicaré aquí un sermón sobre las estatuas que están cayendo en Estados Unidos y cuál debe ser la actitud de los que somos progresistas). Debo decir para empezar que, como he explicado muchísimas veces, yo tengo unos orígenes calvinistas. No es motivo ni para enorgullecerse ni tampoco para sentir vergüenza. Simplemente, uno es producto de lo que es, de su formación, de su clase, de su raza y entorno, etc. Si publico sermones es porque puedo, porque he dado sermones aun siendo yo una persona NO LICENCIADA en teología ni mucho menos soy reverendo. Ocurre que todo aquél que conozca cómo funcionan muchas iglesias protestantes sabrá que cualquiera puede dar un sermón improvisado. Una de las cosas que más han distinguido a los niños criados en países como Inglaterra o EEUU, si se les compara con los niños españoles, es la capacidad que tiene casi cualquiera aquí para hablar en público. No necesariamente un “sermón”, pero sí unas palabritas, un discursito, que un niño español no es capaz de hacer. En los países con historia protestante, el poder del verbo, de la PALABRA, siempre ha sido muy importante.

El domingo hablaré sobre el gran Oliver Cromwell y John Owen sobre cómo ellos negociaron bastante en una sociedad tremendamente dividida (como la actual) y cuál es la actitud progresista en todo esto. Uno de los hechos que muchísima gente ignora sobre los calvinistas es que Juan Calvino siempre habló de mejorar “la sociedad” y jamás jamás retirarse de la misma. Sí, porque una cosa es la separación, otra es el AISLAMIENTO. Son dos conceptos muy distintos. El estar aislado no es una opción, aunque estés separado. Separado no significa estar en un rincón aterrado. No, no. Separado significa ser MEJOR que lo que hay en la sociedad si ésta falla a los seres humanos en cuanto a sus necesidades. Calvino decía que muchos cristianos sufren la “confianza en la carne” durante épocas de prosperidad (esta época es una de las más prósperas de toda la historia de la humanidad y el hiperindividualismo que nos caracteriza, que tiene sus orígenes después de la IIª Guerra Mundial) nos ha conducido al caos donde estamos.

Cuando la sociedad carece de vínculos familiares, raciales, étnicos, religiosos y otras señas de identidad, lo que sustituye es un individualismo a ultranza. Todavía conservo cartas que escribían ancestros míos en los años 80 tratando el tema. Ya en 1985, un ancestro hablaba sobre el individualismo de los estudiantes, sobre que carecían de una idea MORAL que los uniera. “Todos en realidad buscan mejorar SU vida, hablan de SU trabajo y SUS objetivos”, pero, ¿de la sociedad y sus problemas? Solo en clase de políticas”. Otra frase que siempre me llamaba la atención pero que es muy cierta: “Lo que más caracteriza a estos alumnos es que son majetes. Sonríen bastante, no han sufrido nada en la vida. No ha habido guerras en las que hayan tenido que participar ni ningún movimiento impactante que los uniera. Estos alumnos modernos ven a un chico de un origen racial o religioso diferente y no pasa nada. Sí, puede que Benjamin Friedman sea de origen judío, pero “es un ser humano, todos somos iguales, ¿qué mas da el origen”? Obviamente esta actitud es diametralmente opuesta a lo que siempre ha caracterizado miles de años de la historia de la humanidad. Hasta los años 40 del siglo XX, no existía ese individualismo. La persona era, obviamente un individuo sí, pero siempre vinculado a sus orígenes, a su pasado, a su familia, a su NACIONALIDAD. El casarse no era solo una decisión individual: toda tu familia participaba en esa decisión. Existía una moral muy claramente definida y todos los que se desviaran de dicha moral eran, como mínimo, objeto de burlas o ridiculizados cuando no humillados por una mayoría abrumadoramente conservadora y de moral cristiana tradicional.

Sin embargo, las raíces de los movimientos disidentes también tienen bastante en común con los calvinistas inconformistas. Toda la historia de EEUU al menos y en menor medida Inglaterra y Escocia tiene ese hilo de inconformismo iconoclasta e indomable.

Comentando sobre Job 36:6-14, Calvino dijo lo siguiente:

“Si queremos demostrar ser hijos de Dios, hemos de siempre asegurar que prestemos nuestra ayuda a quienes son perseguidos injustamente y que según las capacidades que Dios nos ha dado, demos socorro a los oprimidos”.

Unas palabras sobre las estatuas (aunque trataré el tema con más detalle el domingo) pero debemos entender que muchas de las estatuas en el caso de EEUU, fueron erigidas en el siglo XIX, después de la Guerra Civil y a principios del siglo XX. Por lo general, antes de la Guerra Civil, el país era incuestionablemente protestante a ultranza en sus gentes y de hecho, no pocos congregacionalistas. Apenas había estatuas. Los puritanos eran tremendamente reacios a las estatuas, porque es una forma de idolatrar a otros hombres. Curiosamente, en Cuba, Fidel Castro jamás permitió una estatua suya, porque es culto a la personalidad. Durante las guerras teológicas a favor de la Reforma protestante en Zurich, por ejemplo, estaba Ulrico Zuinglio. Zuinglio era una persona bastante moderada, pero no fue suficiente para los más radicales y apasionados de la libertad en el movimiento suizo protestante. Cito de la Wikipedia porque en este caso está correcta la información:

“La Reforma de Zuinglio, a pesar de sus evidentes puntos de conexión con Lutero, presenta también características propias. Mientras el fin de Lutero era suprimir las indulgencias o bulas,

    Zuinglio solo acepta como Iglesia aquello que aparece en las Escrituras. De ahí que las iglesias reformadas sean en gran modo iglesias de la palabra, del verbo, donde no encontramos decoración alguna (fuera de textos bíblicos), una liturgia exigua e inicialmente tampoco música alguna.”

Los más radicales perdieron la paciencia porque todavía se permitían misas católicas, por ejemplo. Sin embargo, las objeciones más fuertes surgieron de los famosos Anabaptistas. Los anabaptistas, muy parecidos a los que hoy derriban estatuas (NO EN LA TEOLOGÍA, ME REFIERO EN SUS ACCIONES Y ESPÍRITU INCONFORMISTA) empezaron a incitar más cambios. Rechazan el bautizo de infantes, rechazan todas las ordenanzas estatales contra su iglesia, se oponen al diezmo, y niegan que la Iglesia esté compuesta de TODOS los miembros de la comunidad. El gran humanista (pero indisciplinado) Conrad Grebel y Felix Manz se convirtieron en los portavoces del grupo. Están entre algunos de mis personajes favoritos de la historia.

Una de las cosas que más me chocan últimamente (en los círculos eclesiásticos) es la creciente influencia perniciosa del catolicismo así como de doctrinas totalmente contrarias a la libertad. El domingo trataré específicamente el tema de las estatuas pero también sobre el hecho de que cada vez hay más iglesias protestantes importando imágenes de Cristo y hasta estatuas en algunos casos. Si eso ocurriera en una iglesia donde yo fuera miembro, entraría con un martillo para derribar esas malditas estatuas.

Los que actualmente derriban estatuas en Estados Unidos no es que sean calvinistas, obviamente. Pero el iconoclasmo y el inconformismo sí los caracteriza (me refiero a los que realmente creen en quitar las estatuas, no a los actores pagados por el criminal Soros). A mí el conformismo me provoca dolor de estómago y malestar generalizado. No podemos aceptar las cosas “porque sí”, ni acepto argumentos tipo “es la tradición, eso es historia”. No, vamos a ver: no es tanto “historia” porque muchas de esas estatuas no tienen ni 200 años. ¿Tradición? ¿Acaso todas las tradiciones son buenas? En España hay, por desgracia maldita, “tradición” taurina. ¿Un progresista debe aceptar ir a los toros o permitirlo solo porque, efectivamente, es “tradición”? Que nos acompañe la razón en todo esto, la disidencia y mantengamos un espíritu indomable. Lo había comentando en el hilo anterior cuando puse el vídeo de Lutero clavando sus 95 tesis. ¡Gran acto que enciende la mecha para la modernidad!

Disculpen los lectores que mi entrada hoy ha sido escrita sin ningún orden. Tengo que dar un discurso en breve sobre las matemáticas a un grupo de padres y no he tenido mucho tiempo para escribir con más atención a los detalles. El domingo habrá sermón aquí y será bastante más detallado, como ya he comentado.


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