Revista Arte
La distancia entre realidad y ficción a veces es caprichosa, y de repente tan pronto se vuelve corta como se torna infinita. Algo así ocurre con el panorama musical español en su vertiente indie, pues si tenemos en cuenta la situación actual del país donde vivimos, resultaría muy difícil imaginar el gran número de cd’s que se han publicado este año (un servidor ha reseñado alrededor de treinta), así como los muchísimos conciertos en directo celebrados o los festivales que, cada vez más multitudinarios, se despliegan casi a centenares a lo largo de toda la geografía española. Tanto es así, que si sólo tuviéramos en cuenta las estadísticas de los eventos anteriormente enunciados, tendríamos que pellizcarnos para despertar de este dulce sueño. Sí, porque la realidad es otra, y la música independiente nacional, salvo raras excepciones, lo está pasando muy mal, con cifras de ventas de cd's o escuchas en diferentes soportes ridículas, por no hablar de las flojas entradas de las actuaciones en directo, que apenas llegan para cubrir gastos. De ahí, que el rayo de luz que aún pervive a este estado desolador, sea el del esfuerzo y la ilusión de unos músicos que, con mucho, son lo mejor de la industria. Un artista, y por ende un músico, hoy en día ya no puede vivir de su trabajo, y por ello debe compaginar, como puede, otras ocupaciones que muchas veces merman su capacidad creativa debido al gran número de horas que deben invertir en ellas y al esfuerzo físico que requieren. Sin embargo, el mundo de los sueños o la ilusión con la que se impregnan los jóvenes músicos españoles, van mucho más allá de estos diarios contratiempos, y por mucho que la realidad silenciosa del día a día intente hundirles, ellos, cual héroes de leyenda, nos siguen mostrando una nueva forma de ver y sentir las cosas, la suya. Generación luchadora como pocas, que lejos de quedarse con la boca abierta ante la destrucción del castillo de naipes que se dio en llamar sociedad del bienestar, han tomado la decisión de seguir viviendo, entre otros modos, a través de esa forma de expresión tan universal como es la música.
Dicho lo cual, desde este blog cultural llamado Fragmentos, queremos felicitar a todos ellos, por su tesón y su trabajo, y también por su música. Por nuestra parte, ésta es la pequeña aportación a este universo onírico y el resumen de lo escuchado y lo vivido a lo largo del año. De todo ello, nace esta lista de lo más destacado del 2013.
Mejor álbum de estudio (grupos): Cyan, Delapso, pues el crecimiento del grupo de Barcelona capitaneado por Javier Fernández, es una magnífica demostración del talento que atesoran, y al que además, han cargado con unas buenas dosis de intensidad y de rabia, pues no han obviado la época que les ha tocado vivir, con unas letras que están en lo más alto del panorama nacional.
Iván Ferreiro, Val Miñor-Madrid Historia y cronología del mundo, porque hay que seguir agradeciéndole al músico gallego que, a pesar del éxito que lleva cosechando durante los últimos años, se haya planteado este trabajo como algo más que una recopilación de canciones. Cada vez más, se imponen en el mundo de la música, los artistas que ven su trabajo como un todo que va más allá de unas lúcidas melodías, y este disco es un buen ejemplo de ello, pues el Sr. Ferreiro nos ha regalado un proyecto global y personal acerca de su visión del mundo; un esfuerzo que sin duda hay que agradecer.
Mejor álbum de estudio (solistas): a veces cuando uno recoge el cd del buzón, no es consciente del magnífico regalo que tiene entre sus manos. Algo así fue lo que a mí me ocurrió con Nicolás Pastoriza y su disco Poetas y motocicletas, pues destila poesía musical de la buena, donde las letras se abrazan a las melodías con una precisión que pone los pelos de punta. Sin duda, un inmejorable disco de un músico con una larga trayectoria.
Mejor canción: Caramelos envenenados de Second, porque este tema es una nueva demostración del buen hacer de Los Cinco de Murciaque, una vez más, los sitúa en lo más alto. Para aquellos escépticos de los nuevos derroteros que ha tomado su música, sólo tienen que pararse a escuchar el estribillo de esta canción, para darse cuenta que la esencia del grupo murciano sigua ahí, intacta.
Mejor concierto en directo: Second en la Sala Ochoymediode Madrid, pues ese directo fue la demostración de la buena forma en la que se encuentran estos cinco músicos, que lejos de repetirse se reinventan cada vez que ponen los pies sobre un escenario. En Madrid, nos ofrecieron un setlist perfecto tanto en elección como en la ejecución de cada uno de los temas, sin duda, pensado para que sus seguidores disfrutaran a rabiar, lo que hicieron con las manos en alto en señal de su devoción al grupo y como perfecta simbiosis entre unos y otros. Ejercicio de ilusionismo, en el que no faltaron, como siempre, los pequeños matices que hacen las canciones distintas y únicas, con un gran instante, al que se le puede tildar de mágico, justo cuando sonó Muérdeme, auténtico himno del grupo.
Mejor grupo emergente: este final de año nos está regalando gratas sorpresas, y una de ellas es el álbum de debut de Reikiavik, Daño universal; un disco en clave de sonido Madchester donde las guitarras del grupo se dan la mano unas a otras hasta conseguir buenas melodías, herederas del país anglosajón, con algunos toques más pop como el de la canción Septiembre, un ejemplo de las buenas maneras que apunta el grupo madrileño.
Mejor cantante masculino: Mikel Izal es, aparte del compositor del grupo Izal, su frontman, y en esa faceta también despliega fuertes registros. Su voz se acopla a la perfección al sonido del grupo que, en muchas ocasiones, busca apoderarse de la oscuridad que gobierna el mundo, para desde el micrófono proyectar la luz suficiente para difuminarla en un perfecto haz de múltiples colores. Sin duda, es uno de los cantantes y músicos a seguir muy de cerca en los próximos años, pues su evolución a buen seguro que no nos dejará indiferentes.
Mejor cantante femenina: Lourdes Trujillo, junto a su grupo Arcana has soul, es otra de las grandes sorpresas del año. Su voz modula tanto el folk como el soul y se adapta muy bien al estilo musical del grupo valenciano. Podríamos decir que posee el hipnotismo de una mujer blanca con alma negra.
Maryan Frutos de Kuve, porque cada vez que nos acercamos a sus directos, somos plenamente conscientes de la evolución como cantante y como frontwomande una de las mejores voces del panorama musical español. Su fuerza y su oscuridad cautivan cada vez más.
Mejor músico y compositor: Julio de la Rosa, porque en su nuevo disco Pequeños trastornos sin importancia, deja nuevas muestras de su talento, muy por encima de la media de los grupos y solistas nacionales. No en vano, no se nos debe olvidar su faceta como compositor de bandas sonoras o como escritor, en la que se ha estrenado con una novela publicada por Tropo Editores. Un artista sólo apto para los oídos más inquietos.
Sorpresa del año: en primer lugar, querría destacar a Siavash Amini, pues su disco La tormenta nos deja en silencio es una perfecta banda sonora del mundo de los sueños. Con melodías ambient o electrónicas, juega con nuestros sentidos como hacía mucho tiempo que nadie hacía. Es un gran creador de historias visuales que nos acompañan cada vez que escuchamos su música.
En segundo lugar, y ateniéndonos a los directos que hemos visto este año, querría resaltar el gran giro de Kuve, con un sonido rompedor y una seguridad sobre el escenario que nos sorprendieron muy gratamente; un grupo al que sin duda hay que esperar en su segundo larga duración.
Y en tercer lugar, me quedo con esa especie de elixir que es la canción Generosa de Ana Muñoz, perfecto adelanto de lo que será su disco en solitario tras su paso por Louisiana, y en el que se deja entrever las grandes dosis de talento de una mujer que tiene mucho que contar.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.