Francis Bacon, pensador e idealista, Richard William Church

El gran pensador e idealista, el gran vidente de un mundo de conocimiento al que los hombres de su propia generación eran ciegos, y que no podían, incluso con su ayuda, imaginar una posible, ahora habían ganado el primer paso en ese largo y un ascenso difícil al éxito en la vida, en el que durante catorce años se había sentido desconcertado. Se había hecho, para bien y para mal, un servidor del gobierno de Jaime I. Estaba preparado para cumplir con celo y cuidar todos sus deberes. Estaba preparado para realizar todos los servicios que ese gobierno podría reclamar de sus servidores. Había buscado, había presionado apasionadamente para ser admitido dentro de ese círculo en el que la voluntad del Rey era la ley suprema; después de eso, habría sido una ruina haberse retirado o resistido. 

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