Reconozco que no sé muy bien cómo abordar esta entrada sobre "Viento y joyas" , la segunda entrega o la segunda parte de la enorme -por calidad y tamaño- novela de Y no sé cómo abordarla dado que hará poco más de un mes que reseñé la primera entrega, "Los juegos feroces" [ Francisco Casavella. leer dicha reseña pinchando y ya ahí dejé señaladas no pocas de las características que contiene la escritura del novelista catalán, características que, lógicamente, vuelven a aparecer en este aquí]"El día del Watusi" II.
Dedicaré esta entrada sobre todo a citar fragmentos de la novela que me parecen singulares y reveladores del modo de escribir y de la intención perseguidos por el autor. Siendo consciente de que en una creación artística es difícil -por no decir imposible e incluso absurdo- hacer cortes o separaciones entre los elementos que la constituyen, en pro de un mínimo de claridad expositiva señalaré a través de las citas que realice cuatro ingredientes presentes en este relato que me parecen importantísimos. Son los siguientes:
1.- Elementos de la Narración
"Viento y joyas" se inicia en 1975, recién fallecido el dictador, y llega hasta el año 1977 en que, tras la legalización del Partido Comunista de España, el franquismo prácticamente se suicida en forma de dimisiones de los altos cargos de antaño y el Presidente Suárez se embarca en una transición política que culminaría en el referéndum de la Constitución española de 1978.
La acción se sitúa, como en la primera entrega, en la Barcelona de esos años, si bien en esta ocasión la ciudad de Madrid cobra un protagonismo que no tuvo en "Los juegos feroces", pues no en balde el futuro político de España se estaba fraguando allí.
De los personajes de la primera parte, se mantiene el personaje narrador-protagonista, Fernando Atienza, convertido ya en un joven de 19 años en 1977, año durante el que se desarrolla la mayor parte de la trama. De los personajes de la primera entrega de " El día del Watusi", aparte del narrador, sólo aparecen aquí algunos muy secundarios como Dora, la amiga de Julia, la chica que aparece violada y asesinada en la primera parte; la madre de Fernando y su pareja Carmelo, en algunos breves fragmentos aunque importantes para la verosimilitud del relato; y naturalmente el Watusi, ese ser del que todos han oído hablar pero del que nadie puede dar fe cierta. Con todo en esta novela, durante muchas páginas, Watusi no es ni siquiera nombrado aunque sí que se dan claves importantes sobre él, en especial al desvelarse su letra y melodía, pistas importantes para la comprensión total del relato.
Del resto de elementos de la narración, la historia y el estilo, hablaré en los siguientes epígrafes.
2.- Denuncia política y paso del tiempo
Con estas palabras quiero señalar los asuntos principales a los que Francisco Casavella dedica "Viento y joyas". No hay que olvidar, como se puede leer en el post de "Los juegos feroces", que Fernando Atienza en 1995 está haciendo un Informe a un Lector innominado sobre los sucedidos acaecidos desde 1971 hasta esos años 90 y el impacto y relevancia que los mismos tienen, tengan o hayan podido tener sobre el ciudadano común. Pero he de advertir que la novela no se agota en estos dos temas. Quien la lea verá también en ella una historia de relaciones amorosas, de traiciones, de amistad, de desarrollo personal del narrador-protagonista a quien vemos crecer y espabilar ante nuestra vista.
En esta segunda entrega de " El día del Watusi" la denuncia política es más directa, más clara y explícita que en la primera. Aparecen con nombre y apellidos algunos importantes actores del panorama político nacional como Jordi Pujol o Adolfo Suárez. De estos dos y de otros, explícitas sus identidades unas veces o simplemente insinuadas en otras, se denuncia su actuación y se parodia su actmanera capciosa y engolada de hablar. He aquí algunos ejemplos:
[...] "del automóvil se apeó un señor pequeño que daba consejos sin parar a un corro faldero que le perseguía y jaleaba cada una de sus intrincadas frases. [...] El señor bajito de vio en la necesidad de hablarle al mayordomo octogenario. Cerró los ojos un instante, los párpados contritos por el peso de las obligaciones trascendentes [...]
- Yo, creerme que hay que pagar, no me lo he creído nunca, amigo criado. Debo insistirle no obstante, no obstante, que Cataluña no puede permitir un trato semejante en tan dolorosas circunstancias, circunstancias difíciles para todos, como ya anuncvié en su día, hoy. Y sepa usted, le insisto, insisto en este punto porque me parece de importancia para Cataluña, que a Cataluña le inbsulta el trato despectivo, secular, milenario, cósmico, infinito, que usted infligeva Cataluña. Dígale a quien Cortés, que Cataluña se distingue no sólo por su sensatez, sino también por su empouje, su rabia, su coraje. Cataluña. Y dígale que si Cataluña ha venido aquí hoy ha sido por respeto y porque yo dirijo y no dirijo Banca Catalana y Cataluña." [...] (págs. 687-688)
Llama poderosamente mi atención la capacidad de análisis y la visualización del devenir político que el novelista tenía en 2002, año de aparición del relato completo. Si no, véase como presenta el "problema catalán". Cualquiera diría que ha sido escrito ayer mismo:
"El problema catalán. Esto puede alcanzar el punto de ebullición en cualquier momento. Y ya me dirás tú quién dialoga con ellos. Ya has visto a Pujol en el entierro. Al dejar el banco, dejó un boquete en las cuentas como la diosa de las Marianas. No creo que llegue a nada, pero sin duda tiene un tirón coyuntural. La gente le quiere. Y sus primos, los socialistas, que son todos primos. Y los comunistas. La futura clase política, si se llega a firmar, es de esta ciudad. Son una castaña. Si no sale uno, saldrá otro." (pág. 696)
El paso del tiempo, ver cómo todo "Con el tiempo se va" -como dice la canción de Leo Ferré- o queda en la memoria popular, es el meollo de esta novela. Hay una lucha juventud - ancianidad patente en los emparejamientos Tina - Tomás y en el de Fernando - Guillermo. En las dos canciones que respectivamente cada uno de ellos escucha - Fernando, la de "El Watusi"; Ballesta, el jefe de Fernando Atienza, la titulada "El tiempo se va" de están algunas de las claves del relato. En la de Leo Ferré, entre las pesimistas frases de pérdida de todo: de la vida, del amor, de la amistad..., está la que da título a esta segunda parte de "El día del WATUSI":
"Con el tiempo...
Con el tiempo todo se va
El otro al que se le daban viento y joyas,
por quien se hubiera vendido el alma por
Ante el que se arrastraba como se arrastran
Con el tiempo se va, todo va bien
Con el tiempo...
Con el tiempo todo se va
Se olvidan las pasiones y se olvidan las voces
que decían bajito con palabras de la gente
"No vuelvas tarde, sobre todo no cojas frio".
Con el tiempo...
Con el tiempo todo se va,
y uno se siente encanecido como un caballo
[...]
Debido a la muerte de Franco, en poco más de dos años, todos los actores políticos y económicos españoles hubieron de posicionarse, situarse, anticiparse, eliminarse y postularse como demócratas de toda la vida para afrontar el nuevo statu quo. Francisco Casavella se centra en Barcelona (Cataluña) y muestra cómo los personajes se reubican en el nuevo contexto español que se está gestando. Leyendo esta novela se entiende por qué un escritor fantástico como es él, sin embargo no goza de los parabienes que otros, muy inferiores pero más aduladores y acríticos, reciben de los prebostes políticos de esa Comunidad. Creo que algunos de los fragmentos siguientes son muy clarificadores al respecto:
"Tras años de pacientes relaciones sociales, don Carlos logró constituirse, no centro, pero sí referencia obligada, de un núcleo que se sentía algo rechazado por los diversos grupos nacionalista religioso, religioso sin nacionalismo, muy religioso con nacionalismo o sin él y no nacionalista y algo laico, pero más antiguo en la plaza." (pág. 361)
"¡Pero qué oportuno es saber sacar partido de todo en el momento indicado! ¡Qué bella es la política! ¡Qué bonito es protestar, y además de esa manera tan cursi como protestan algunos, mientras un tío tiene dos penas de muerte encima!" (pág. 632)
Sobre el camaleonismo de los seres humanos que no quieren perder las prerrogativas que siempre habían disfrutado son esclarecedores algunos momentos del relato. En especial cuando toda esta pamema de PLC (Partido Liberal Ciudadano, creado por prebostes catalanes para integrarse en la coalición de la UCD que Suárez está creando desde Madrid) no es más que una manera de evitar que el Boris antiguo (así se llamaba a Ballesta durante la dictadura franquista de la que era fiel colaborador) renazca y engulla a Guillermo Ballesta. Y otro tanto es lo que justifica las acciones de Carlos del Escudo y de Tomás del Yelmo (banqueros y potentados durante el franquismo que se están resituando en el nuevo escenario) que no quieren que en esta nueva época renazca su antigua personalidad:
"Sí, Fernando, sobre ese camposanto se clavará un cartel que diga "Ciudad Nueva" y nadie le llamará nunca más "Campo de Sangre". A lo mejor oímos a lo lejos el balido de los chivos expiatorios que vienen de las cloacas. A lo mejor tenemos que seguir echándole aceite a la gran rata de la que te hablé. La rata peluda que era como un perro ciego que era como un cerdo con púas. Ese es el precio que habrá que ir pagando. Ese es el precio que estamos pagando. El precio del enterrador y del aceite para la rata. Nadie debe saber nunca la verdad, Fernando." (pág. 634)
Y para lograr que nunca nadie sepa la Verdad, ya se ocuparán ellos, con la inestimable ayuda de periodístas corruptos de manipular el pasado y utilizarlo, unos y otros, a su favor. La reciente histora de España (estamos en 1977) se la explica así Ballesta a Fernando:
"En la zona más pútrida de esa ciudad, en sus arrabales dominados por el hambre, la injusticia, lo insalubre, la violencia, el miedo, en esas Barracas de cochambre, domina un caudillo. [...] Ese caudillo muere y los que desean que el aura de su figura se perpetúe buscan un culpable antes de enterrarlo. Los que quieren deshacer la ciudad con el pretexto de acabar con las chabolas también buscan un culpable, porque les interesa eternizar la memoria del caudillo para tener un enemigo imaginario en el que poder apoyarse. O para tomar el poder señalando siempre la estatua que corona su sepulcro y diciendo a los incautos: " ¡Mirad! ¡Cuidado! ¡Puede volver!"" (pág. 638)
3.- Metanarratividad y Estilo
Naturalmente esta novela no alcanzaría la calificación de excelente, que yo me atrevo a darle, si sólo fuese la denuncia de un comportamiento político. No, esta novela es mucho más. Esta novela es literatura en estado puro.
Con la argucia del Informe escrito para ese Lector con mayúscula, el autor puede mostrar el proceso creador o de escritura como cuando le comunica decisiones narratológicas:
- "Tina, una mano en la cadera, hace virar las listas de la cortina, agachaba el ceño sin bajar esa mirada lasciva que gusta a todo el mundo. Lector, he decidido ahorrarle el cuadro erótico: sólo diré que Tina esa tarde fue efectivamente " la otra" que había prometido simular" (pág. 667)
- "Con esa falta de pruebas, y aunque no sea ´ste el caso, parece que esté pecando de ingenuo desde el punto de vista periodístico. También de tedioso y desaliñado desde la óptica narrativa: de nuevo estás viendo, Lector, cómo los acontecimientos se adelantan y suspendo el suspense" (pág. 505)
Igualmente es propiamente reflexión narratológica los pensamientos que sobre la propia escritura realiza el narrador-protagonista:
- "Uno a veces parece que se acuerde de las cosas, pero se las está inventando" (pág. 332)
- "Vista desde su lado patético, el único eje de esta historia es mi plomiza capacidad de reiteración. Por tanto, desde este disfraz de payaso, te repetiré, Lector, que por el sótano de mis tristezas laborales pululaba un hombre que" [...] (pág. 390)
- "Y no sé si lo que he contado que ocurrió aquella tarde, ocurrió en realidad en dos o tres o cinco días. Pero la memoria concentra los sucesos con una saña esquemática, siguiendo las líneas de una primera plantilla que ordena todos mis recuerdos en una sola jornada llena de acontecimientos." (pág. 449)
Si a algun estilo literario me recuerda esta novela -creo que así ya lo manifesté al hablar de "Los juegos feroces"- ello es al del creador de la técnica del esperpento. Los nombres que a los bancarios y elementos de la burguesía capitalista catalana pone el novelista son de traca: D. Carlos del Escudo y de la Lanza, D. Pompeyo Llansá de Tramontana y Ampurias, marqués de Tramontana, don Tomás del Yelmo y de la Torre del Homenaje, directores del Banco Comercial Ciudadano' (antigua Banca Quipaga-Mana).
Es, como se ve un humor crítico que no pasa desapercibido, voluntariamente buscado y que tiene sus referentes además de en el de las barbas de chivo en Eduardo Mendoza e incluso en el mundo de los cómics de Ibáñez. Así la muerte del Marqués de Tramontana es saludada con una manifestación sindical, también de traca por sus variopintas reivindicaciones:
"A esa algarabía era preciso añadir una manifestación del Sindicato de Payeses que, enfurecidos, solicitaban desde el otro lado de la carretera la desamortización de unas hectáreas y el amor libre" [pág. 686]
Sigue Casavella demostrando en "Viento y joyas" su increíble manejo del idioma que le sirve para nombrar realidades nuevas y/o conocidas como la de los periodistas que aceptan dinero por publicar noticias laudatorias sobre una persona o una formación política; a estos corruptos profesionales los clasifica entre los " humanos, de la subespecie periodística, subgrupo 'sobrecogedores'". Y luego justifica la creación léxica diciendo:
"un neologismo que echaba por tierra el terco lugar común de que nuestro amado idioma no era apto para crear una nueva palabra uniendo dos preexistentes:-Deja el automóvil en la bocacalle. Ese correveidile pidepán ya debe de estar cariacontecido- me ordenó, ejemplar, el filólogo Ballesta-: Ahora, vamos a bautizar a un sobrecogedor." (pág. 496)
Pero la personalidad literaria del escritor, la poesía que en muchos momentos emana de la novela yo he querido verla en descipciones impresionistas como ésta:
"En la abigarrada ladera de escalonados edificios sin rastro de vanidad arquitectónica, el pueblo almuerza. A través de ventanas abiertas parpadea la luz de los telediarios, silba un canario, se asoma al exiguo balcón un viejo en pijama, y en el cielo reptan nubes sobre una ciudad con quietud de monumento funerario. El deportivo amarillo, como un guarda silencioso, está muy cerca. No hay nadie más. Tina me descubre algunos episodios de su azarosa vida, mientras yo la escuchó siendo presente, presente, presente." (pág. 532)
4.- Intertextualidad y Culturalismo
Si algo de verdad caracteriza el universo de Casavella es su espectacular conocimiento y asunción de cuanta literatura, antigua y moderna, se ha escrito dentro y fuera de España. Y lo mejor de ello es la naturalidad, la normal inserción de estos elementos literarios de otros autores, en el escrito propio. Algunos ejemplos:
- : "El delincuente gordo, cuando ya enfilaba su trayecto hacia mi persona, detectó a la autoridad con un sexto sentido, y se volvió a meter en el bar con la misma capacidad de disimulo que de aliño indumentario." (pág. 440)
- Julio Verne ("Un capitán de quince años"), y Espronceda ("La canción del pirata") y otros en las infantiles imaginaciones de Fernando Atienza envueltas como en él es habitual el buen humor:"Rico y viajero, no faltaron divagaciones blancas sobre un capitán de dieciséis años: la melena al viento, canto alegre en la proa, y ya en tierra, silbo al volante de un descapotable y palmeo cariñoso la cabezota de un dogo con la lengua fuera y los ojos alegres que se ha colado en la ensoñación sin que nadie lo llamara" (pág. 343)
- de "Últimas tardes con Teresa" en los paseos con Tina a bordo del Jaguar amarillo: "Y veo a Tina babear como un lobo hambriento mientras su pañuelo aletea con furia" (pág. 532)
- San Juan de la Cruz: "Yo sospechaba que en su noche oscura del alma, don Carlos sabía de sus incapacidades" (pág. 564)
- Ramón María del Valle Inclán en esos gerifaltes, semejantes a los "Gerifaltes de antaño" del gallego universal. Hay un tono muy valleinclanesco, de esperpento de la época de la reina castiza, en la rijosidad y lenidad con que los gerifaltes Tomás del Yelmo, Guillermo Ballesta, Carlos del Escudo y otros acuden en Madrid a 'D'Alessandro', y antros semejantes de putas finas y caras, donde liberan sus tensiones. La corrupción de jovencitas como Tina Alarcón a las que convierten en sus hetairas es también muestra de esta ausencia total de principios.
- El 'nouveau roman' de Alain Robbe Grillet . Casavella con su peculiar y penetrante sentido del humor denomina 'Robbe Grillet' a la joyería en la que el viejo vicioso Tomas del Yelmo adquiere sus costosos regalos para Tina. Pero así como el intento de Robbe Grillet de renovar la novela a través del objetivismo feroz no consiguió sus propósito, los obsequios de Tomás del Yelmo tampoco conseguirían el corazón ("una cadena con el corazón de oro que no tenía y unos anillos", pág. 656) de la joven Tina.
- También, cual si de la novela "Manhattan Transfer" de John Dos Passos se tratase, Casavella introduce a veces (ver cap. 17) fragmentos periodísticos destacados en distinta tipografía dentro del cuerpo normal de la narración. Verdaderamente, al igual que New York es el auténtico personaje de la novela de Dos Passos, en "Viento y joyas" Barcelona, y en cierta medida también Madrid, son algo más que escenarios, son personajes corales. Concretamente en ese capítulo 17 se cita al "grupo Lúpulo", -clara referencia a esas asociaciones políticas que se permitieron en el tardofranquismo y primer postfranquismo-, que evoca al famoso "grupo Tácito" formado por políticos en su mayoría franquistas como Fraga, López Rodó, Óscar Alzaga, Javier Tusell y otros. Estas asociaciones fueron el germen de las formaciones de derecha AP y UCD, aunque también hubo miembros de las mismas que pasaron a engrosar partidos nacionalistas e incluso de izquierda.
Veo que la entrada me ha salido más extensa de lo que preveía. No me extraña nada. Este novelista, fallecido prematuramente a los 45 años víctima de un infarto, crea unas naraciones que hacen realidad la idea de novela total preconizada, perseguida y magistralmente conseguida por un Vargas Llosa, un García Márquez, un Mújica Laínez y algunos otros escasos maestros del arte de escribir que en el mundo han sido.
Estamos ante un auténtico clásico de la comunicación literaria. Este texto de Francisco Casavella es un diálogo constante con la pasada realidad española tanto literaria como socio-política. Un diálogo desde su momento de escritura que, ahí reside la magia del artista, llega hasta nuestro Hoy enriqueciéndolo y explicándonoslo.