Revista Toros

Frialdad y falta de personalidad

Por Malagatoro

Frialdad y falta de personalidad

Fernando Rey hizo lo más destacado de la novillada que, únicamente, pasará al recuerdo por ser la del debut con caballos del malagueño


Ficha del festejo:

10 de agosto de 2012. Plaza de toros de La Malagueta. Un cuarto de entrada.

Novillos de Guadaira bien presentados, nobles, manejables. El mejor el bravo sexto

Gómez del Pilar. Cinco pinchazos, aviso, dos pinchazos y estocada tendida y trasera. Ovación en el arrastre. Silencio. Estocada atravesada al encuentro, aviso, dos descabellos, aviso, descabello. Ovación.

Tomás Campos. Estocada baja y oreja. Aplausos al arrastre. Pinchazo, estocada al encuentro, aviso. Aplausos.

Fernando Rey. Dos pinchazos, otro sin soltar, dos más, aviso y descabello. Saluda en el tercio. Estocada tirándose a ley, algo tendida que provoca derrame. Oreja


El escalafón de plata está repleto de chavales que tienen una característica en común, la frialdad y la falta de personalidad. Su actitud en la plaza parece suponer que ya han conseguido las más altas cotas en su profesión. Salvo contadas excepciones, no se ve ese “hambre novilleril” en el ruedo. Por otra parte, las escuelas de tauromaquia, siendo imprescindibles en la actualidad, más parecen una fábrica de novilleros en serie. Todos parecen cortados por el mismo patrón.

La novillada de Guadaira estuvo muy bien presentada. Este es el camino que la empresa debe seguir, a pesar de la galopante crisis de taquilla, si quiere hacer realidad sus públicos deseos de que en Málaga se vean toros en el ruedo y no las bóvidas inmundicias que hemos tenido que tragarnos los aficionados años atrás. Esperemos que cuando acudan las figuras se siga manteniendo el listón. Los novillos en general fueron buenos y se dejaron, sobresaliendo el bravo ejemplar que se corrió en sexto lugar.

El primer utrero fue devuelto por inválido. En su lugar salió un sobrero de la misma ganadería. Gómez del Pilar con el capote anduvo muy acelerado. En la faena de muleta estuvo muy al hilo abusando de pico. El novillo iba muy bien por el pitón derecho y hubo algunos derechazos estimables, pero el de plata no se acopló, toreó despegado, en tiralíneas y algo forzado, con muchas rectificaciones y enganchones. Dio un soberbio mitin con los aceros. En su segundo, que manseó en varas, pero que se desplazó bien, anduvo muy insulso con el percal. Se quita las zapatillas, algo populista y censurable si no hay motivos para ello. Le anotamos una tanda de derechazos buenos, ceñidos, y de mano baja. Incomprensiblemente acorta las distancias para acabar en el encimismo que tanto gusta al personal. Propina algún que otro mantazo. Se pasa de faena y eso le cuesta cuadrar al animal y recibir dos recados del palco. Nos ha decepcionado Gómez del Pilar, que venía con la vitola de su paso por Madrid. Se le ve maneras pero poco más.

Tomás Campos, que acudía en calidad de ganador del VI certamen de escuelas taurinas de Málaga, manejó mal el capote en su primero que fue un novillo que se dejó. Tristemente, el toreo fundamental de capa, la verónica, va a pasar al recuerdo. Comienza con unos aceptables derechazos para acabar apagándose novillo y novillero, y finalizar la faena con los consabidos circulares invertidos y el correspondiente arrimón, poniéndose muy pesado. Mata de una estocada caída y el “bonancible”  público solicita mayoritariamente la oreja, que le es concedida por el palco. Con el encastado quinto, volvió a ofrecernos un recital de destoreo de capa con verónicas sin sacar los brazos y echando el paso atrás. Fernando Rey realiza un vistoso quite por tafalleras y faroles. Con la muleta le duda mucho en la cara, muestra poco aguante. Anduvo mal colocado, sin coger la distancia al novillo y con falta de temple. Basó su toreo en propinar pases de pecho en serie, que tanto gustan ahora en los tendidos. Muy verde y con serios defectos técnicos.

El paisano Fernando Rey, debutaba con los montados y, en su primer novillo, que era un pavo con cara de toro, no anduvo bien con el capote. Frio y muy forzado en el último tercio, sin cruzarse en el primer cite cuando el animal lo requería, sin ligazón, sin embraguetarse. Se pasa de faena y propina otro mitin con la espada. El sexto fue un excelente novillo, astifino, con tranco, noble y bravo en todos los tercios y con el que había que estar muy firme. Y fue aquí cuando a Fernando Rey volvió a latirle el corazón, sacando las ganas y la entrega que debe caracterizar a un novillero. Faena de valor y entrega en la que recetó una buena serie en redondo muy asentado y arrastrando la pañosa por el albero en otra serie al natural, con temple y quietud. Se fue detrás de la espada, logrando una estocada. Justa oreja a su labor y bien don Idelfonso Dell’Olmo  en el placo al no conceder el segundo apéndice que vociferaba el paisanaje, y que hubiera sido excesivo. Veremos si cuando vengan los Ponce, Juli y compañía, mantiene este buen criterio.

Paz y salud


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista