El libro es obra del cosmólogo Sean Carroll al cual tal vez conozcáis por su blog Cosmic Variance. El tema es ambicioso donde los haya. Uno de los temas que más quebraderos de cabeza puede levantar cuando uno empieza a pensar en él. Ese quebradero de cabeza es el tiempo, ¿qué es? ¿Por qué avanza siempre en la misma dirección? ¿Tienen las leyes naturales un sesgo temporal o valen para ambos sentidos del tiempo? Estas y otras preguntas son a las que nos enfrenta Sean, para ello empieza el recorrido desde nuestra experiencia diaria, lo cual le conduce a la segunda ley de la termodinámica y como no, a la famosa entropía, la cual como sabéis sólo puede aumentar o mantenerse constante en un sistema cerrado, creando así lo que se conoce con la flecha del tiempo. Si nuestro Universo es un sistema cerrado, no hay ninguna razón ni observación para pensar que no sea así, entonces la entropía a lo largo de toda su historia habrá estado aumentando y seguirá aumentando. Por lo tanto en los primeros instantes del Universo la entropía debería ser muy baja, así pues la pregunta a la que se enfrenta Sean es ¿cómo es posible que el Universo comenzara en un estado tan improbable de baja entropía? Hay que aclarar que no todo el mundo está de acuerdo con esto, algunos sostienen que en efecto la entropía al principio era muy baja comparada con la actual pero era la máxima entropía que podía tener el Universo en aquel entonces. El asunto no parece estar cerrado.
Para responder la pregunta de la baja entropía del Universo en sus primeros instantes, Sean nos lleva al mundo de la relatividad general de Einstein y su concepto del tiempo, después pasamos a la mecánica cuántica y por último llegamos al reino de la cosmología, un viaje apasionante que merece la pena leer, aunque tengamos dudas de si la cuestión de Sean es correcta o no. El propio Sean planeta una posible solución al dilema al que se enfrenta, solución que no desvelaré para que así podáis leer el libro.
Un libro interesante que si os gustan estos temas probablemente disfrutéis mucho. Además que a buen seguro aprendéis algo sobre la naturaleza del tiempo, aunque probablemente cuando acabéis el libro os siga pasando como a San Agustín, que si os preguntan qué es el tiempo, sigáis sin saber responder a la pregunta, pero probablemente tengáis una idea más aproximada de todo lo que implica esa pregunta de apariencia tan sencilla.
Ismael Pérez Fernández.