Título original: FrozenAño:2010Duración: 94 minutosPaís: EE.UU.Género: Terror, SurvivalDirección: Adam GreenGuión: Adam GreenIntérpretes: Emma Bell, Shawn Ashmore, Kevin ZegersMúsica: Andy GarfieldWeb: www.frozen-film.com
Tres amigos que se disponen a pasar un divertido fin de semana esquiando y practicando snowboard quedan atrapados en el telesilla debido a una cadena de casualidades con fatales consecuencias. Además, anochece y se acerca una tormenta...
Hay directores de cine que se conforman con el susto fácil empleando para ello el psychokiller de turno y hemoglobina a discrección, y otros que, buscando el más difícil todavia, renuncian a los convencionalismos. Luego están los realizadores como Adam Green, que han pasado por todos los status posibles. Ya os hablé en su día de Hatchet, esa simpática pero desechable película con asesino deforme y jóvenes descerebrados a los que masacrar que supuso el debut de Green en el campo del terror, y hoy es el turno de algo totalmente diferente y, por suerte, más aprovechable en su conjunto que la anterior.
Y es que hay que reconocer que resulta arriesgado atreverse a rodar un thriller de supervivencia y alta tensión en el que el grueso de la historia transcurre en un pequeño telesilla de tres plazas, sitio donde quedan atrapados nuestros tres desdichados protagonistas fruto de una nefasta casualidad que hará que se desate una pesadilla que nadie esperaba. En ese sentido, Adam Green sale bastante airoso al mantener la tensión en un nivel muy alto durante casi toda la película y consigue que la angustia y la desesperación de los protagonistas transpire y salpique al espectador. En el lado negativo de la balanza hay que colocar algún que otro momento ligeramente aburrido, sobre todo debido al alargamiento en exceso de algunos diálogos que acaban chirriando. Pero bueno, se lo vamos a perdonar ya que no podemos olvidar que esta sencilla pero eficaz película transcurre, durante setenta de sus noventa y pocos minutos, en un telesilla.
Buena parte del éxito de la fórmula de Green es debido a la creible y realista interpretación de los actores, los cuales consiguen que el espectador empatice con ellos abandonando esos estereotipos que tanto nos ponen de los nervios en lo que a "estúpidos jóvenes protagonistas de películas de terror" se refiere. Mención especial para Emma Bell, esa joven actriz que procede del mundo de las series televisivas y que convierte a Parker, su personaje, en una víctima de la desgracia totalmente humana y creible al cien por cien que nos hace sufrir de verdad con su terrible situación.
Evidentemente, habrá quien se aburra con la propuesta de Green o quien tache a Frozen de inverosímil. Es cierto que hay que estar preparado para hora y media de pesadilla en la nieve, y que el director y guionista juega al límite con dos o tres factores clave para que se desencadene la terrible situación, pero una vez los aceptamos, no queda más que disfrutar de una de esas historias durante las cuales, mientras contemplas el desarrollo de los acontecimientos en pantalla, surge el debate acerca de qué es lo que uno mismo haría ante ésta o aquella situación. Además, cada espectador es único a la hora de marcarse él mismo los límites de lo que considera factible ante una situación como la acontencida en Frozen. Yo desde luego ya sé lo que haría, ¿y tú?