Las épocas tienen que ser definidas para que nuestra débil memoria nos las dilapide con el cruel paso del tiempo. Dolores Ripoll, dando la palabra a la Abogacía del Estado, ha sostenido que el famoso lema " Hacienda somos todos" era básicamente eso: un eslogan publicitario. Y nada más. Algo cocinado entre Don Draper y el Estado para que nosotros, españolitos ingenuos de a pie, nos sintiésemos parte de la contabilidad de nuestra querida España.

La campaña fue un éxito. Ahora nos dicen que lo que queda es la imagen y no el texto. ¿Hacienda somos todos? Dolores Ripoll intentó explicar que a la Infanta se le debe aplicar la Doctrina Botín y lo hace destruyendo la esencia del lema. Destruyendo la certidumbre. Hemos pasado a un " basado en hechos reales". Las declaraciones son desafortunadas. Indecentes. De las que hacen sangrar los oídos de aquellos que pagan sus impuestos periódicamente. Una frase que define muy bien la época que hemos vivido. La época en la que vivimos por encima de nuestras posibilidades y que ahora se está reflejando en el espejo del baño de los juzgados: Matas, Fabra, Urdangarín, Rodrigo Rato, Miguel Blesa, los de los ERE, que no teniendo un nombre tan identificable no pueden pasar desapercibidos, etc. Un etc que puede ser infinito. " Hacienda somos todos es solo un lema publicitario ", palabra de la Abogacía del Estado. Frase que sirve para definir a la perfección el escaqueo fiscal de los últimos años.
Como bien recuerda Francisco de la Torre en , la Constitución en el artículo 31 es clara: " Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica". Del papel al hecho hay un espacio infinito para la improvisación pero está claro que la intención de las personas que redactaron la Constitución fue que todos debemos contribuir a sostener la hacienda pública. Xavier Vidal-Folch, en es aún más conciso y califica el argumento de Ripoll como antijurídico. Como subraya, " el Supremo estableció que Hacienda es "un mero depositario de los tributos que se le ingresan" y que el defraudador atenta "al interés colectivo" de los ciudadanos (sentencia 1045/2007). De modo que un fraude es "un atentado contra los principios constitucionales" que exigen pagar impuestos, la "solidaridad tributaria" con la que dispensar servicios sociales (182/2014)". Que Hacienda somos todos es cierto desde el mismo momento en que todos estamos obligados a pagar impuestos y somos susceptibles de que el gasto público fluya hacia nosotros.
"Las doce y Don Draper sale del despacho. Las ideas siempre le hierven en la soledad de la noche. Pide un taxi. En la radio el locutor habla sobre la campaña. Llueven recuerdos. Los tertulianos hablan con indignación. ¿Cómo se puede considerar esa premisa fundamental solo un slogan?, grita uno de ellos. Don no entiende tanto revuelo. ¿No se dan cuenta de que todo son palabras?, le dice al taxista. Todo nace de una palabra y una imagen. Creamos sensaciones. En esa campaña creamos pertenencia, ¿no lo ven? Y terminó con una frase que pronunció por primera vez hace quince años: parece que no se dan cuenta que hasta lo que llaman amor fue inventado por tipos como yo para vender medias."