Elena Valenciano confesó durante la campaña electoral europea que vivió una “época mística”. Lo hizo muy joven, a los 13 años. Y le duró poco. Sus inquietudes le llevaron entonces a sustituir a Jesucristo por el Che Guevara y la Revolución. La evolución intelectual de Valenciano es digna de la izquierda española; su compromiso político es, salvo contadas excepciones, una pose laica. Más aún, ejerce un anticlericalismo militante. Baste recordar que los tres candidatos en las recientes primarias a la secretaría general del PSOE prometieron revisar el concordato con la Santa Sede (algo que, por otro lado, el PSOE lleva prometiendo desde que llegó la democracia y que, sin embargo, nunca ha hecho en los más de 22 años que ha estado en el poder).