Revista Arte

Fuera de juego

Por Peterpank @castguer

Fuera de juego

En vísperas de la Copa de Europa de fútbol, la situación económica, política (y en breve, social) española es crítica. Ahora mismo el gobierno, acosado, no sabe por dónde atajar, y duda entre ceder a la presión alemana y aceptar el “rescate” del BCE o echarse en brazos del FMI (organismo que tiene apartados entre 300.000 y 500.000 millones de dólares destinados a nuestro país desde hace meses).

Se plantean dos escenarios, igualmente nefastos:

1. Ceder la soberanía nacional a Alemania, con los conocidos (y fracasados) precedentes de Grecia y Portugal. Al gobierno del PP le aterra esta opción, puesto que, en cuanto atañe a sus intereses como organización de poder, significaría su caída en menos de un año; en cuanto al futuro del país, sembrar las condiciones de una neo-esclavitud apenas disimulada.

La oligocracia alemana impondría: nuevas bajadas salariales (devaluación interna), nuevas subidas fiscales (que observando lo que viene sucediendo en Grecia no implicarían una mayor carga tributaria a la gente más adinerada), peores condiciones laborales (algo difícil de creer tras la “contrarreforma” del PP), destrucción del sector público (inevitable en tanto en cuanto se priorizaría todavía más el pago de la deuda), etc.

El crédito fluiría menos de lo que lo hace actualmente, con el consecuente incremento de las quiebras de las pequeñas y medianas empresas, y, como resultado, de los despidos y el desempleo (que superaría el 30% sin lugar a dudas, encontrándose ya hoy en el 25%).

Dada la lógica mengua de los ingresos estatales en tal situación (más parados, menos cotizantes), la depresión económica, la crisis social, se estancaría. Además, tendríamos inflación. Y ya se sabe: inflación + recesión (depresión) = estanflación (el peor de los escenarios posibles, que hoy sufren los griegos y en voz baja los portugueses).

En fin, un paisaje de economía de posguerra. Y así es a los efectos: en la sociedad occidental los presupuestos se ajustan hoy a las derrotas en las batallas financieras en vez de militares.

2. Ceder ante el FMI. Esto podría convenirle al gobierno del PP ya que podría vender la ayuda (de entre 300.000 y 500.000 millones de dólares) como un “préstamo” en vez de que como un “rescate”. Sin embargo, a los efectos, las condiciones serían similares, por no decir idénticas: políticas de “austeridad” que destruyen la economía real (las pymes suponían el 80% del tejido industrial español antes del estallido de la crisis, colapso o estafa bancaria a gran escala, como se prefiera), incrementándose así el paro, volviéndose más precario el marco laboral, etc., etc.

Uno se pregunta, ¿con qué fin, qué se le pierde al FMI? Si el sector público se reduce drásticamente (y en tan poco tiempo) el mercado laboral se vuelve más precario, le guste o no a los liberales lo que la propia realidad demuestra en todas partes (de hecho, el modelo contrario al neoliberal es el más exitoso: Suecia, Noruega, etc.) Parece evidente que con esto se pretende contar con nuevas sociedades pobladas de trabajadores dispuestos a ser contratados por poco sueldo, precisamente por sufrir un marco laboral menos seguro, pudiéndose así seguir acumulando las jugosas plusvalías que le permitan al gran capital competir con India, China (las grandes nuevas potencias) en el campo de batalla del capitalismo globalizado.

Por otra parte, tengamos en cuenta que en caso de que el euro se rompa, quedarse como deudor del FMI puede ser peor que deberle a Alemania, país europeo en el que en cualquier momento podría entrar un nuevo gobierno, más sensibilizado con la situación de los pueblos griego, español, portugués, etc.

Si el PP tiene un poco de respeto por España, de sentido del deber, no ha de pactar un “préstamo” con el FMI. Si lo hace, cava su tumba, aunque sus dirigentes lleguen a creer lo contrario.

Como vemos, ambos escenarios son catastróficos. Los nuevos ajustes derivados de la concesión de los créditos traerían un mayor desplome del consumo interno y a la larga la necesidad de pedir otro crédito, y otro (“revisiones”, se dice en la jerga) y así hasta el infinito, hasta que alguien osara plantarse y decir: declaramos esta deuda odiosa, resultado de fines usureros, y nos negamos a pagar. En otras palabras, que vais a cobrar mañana.

¿No nos queda entonces una vía de escape? ¿Tendremos que ceder bien ante los buitres del FMI, bien ante los fundamentalistas alemanes?

Por supuesto que hay una salida: Que el gobierno, que hasta ahora ha tratado de resistir, como anteriormente lo hizo su predecesor, nos consulte a los españoles. Que nos dé la oportunidad de pronunciarnos sobre la pertenencia a la zona euro en semejantes circunstancias, como súbditos, que no socios, de quienes realmente controlan el BCE y el parlamento europeo: la oligocracia alemana. Que se vote salir o quedarse en el euro. En caso de que la mayoría apoyara la continuidad en el euro, ya no habría posibilidad de culpar a los dirigentes políticos. Y habría que aceptar el rescate que pretende Alemania.(la opción FMI debe ser descartada en cualquier circunstancia).

Si la mayoría optáramos por salir del euro inevitablemente se abriría en España un proceso constituyente que probablemente traería la III República, una nueva constitución (aprobada de entre diversas propuestas, no redactada por una oligarquía y ofrecida como única posibilidad a un pueblo dócil, cosa que se hizo durante la famosa y fraudulenta “Transición”) y una independencia económica que, si bien significaría el empobrecimiento general de la población (cada español perdería entre un tercio y la mitad del valor de sus ahorros), permitiría mirar al futuro divisando horizontes reales de crecimiento, y por tanto, de bienestar.

¿Nos consultará el gobierno? ¿Lo haría en su lugar el principal partido de la oposición? Parece que la respuesta es o va a ser negativa en ambos casos. Pero aún así sique quedando una salida: que este gobierno, quizá dispuesto a consensuar con la izquierda impostada del PSOE la venta del país como carne de ganado, caiga antes de final de año. Que muera el Jefe del Estado, gravemente enfermo y con un pueblo indignado ante los desmanes, escándalos, corrupción, desfalco, estafa… de sus representantes políticos, banqueros, jueces… Que la sociedad, la calle, estallen, haciéndose inevitable, aun con el “rescate” aprobado, la convocatoria de elecciones anticipadas. Que estas elecciones las gane un partido contrario a las políticas salvajes, depredadoras, criminales, del capitalismo financiero. Y que España, fuera del euro, declare odiosa la deuda y, aun a riesgo de convertirse en una marca apestada en el mercado internacional, labre su futuro mirando hacia nuevos socios comerciales (Rusia, Hispanoamérica…) y estimulando el crecimiento mediante la inversión en obra pública y la concesión de crédito a través de una banca nacionalizada.

Lobo


Volver a la Portada de Logo Paperblog