Vacaciones. Una familia. Nieve. Un alúd. Una familia. El drama. Plasmo así el argumento de Fuerza Mayor, porque la película se nos plantea de esta manera desde el principio: situaciones, secuencias, planos sueltos... que van construyendo un film impactante.Fuerza Mayor es una película sobre las relaciones humanas, sobre todo las de pareja. Sobre los instintos más primarios que alberga cada ser humano, y cómo esos instintos nos hacen reaccionar en situaciones límite, a veces, de una manera que no es la adecuada y que puede ocasionar la ruptura con toda imagen que los demás se han hecho de nosotros. A lo largo del metraje uno se pregunta cuál es realmente la fuerza mayor que empuja a los protagonistas hacia un abismo conyugal tan profundo: ¿el alud?¿sus instintos?, cualquiera podría ser, pero lo que realmente importa son las relaciones de pareja y los puntos de vista que sus integrantes tienen, ya no solo sobre un hecho, sino sobre la vida (como queda bien reflejado en la pareja de compañeros de los protagonistas). Cualquier fuerza mayor o mínima puede hacer que todo se tambalee y nos cuestionemos las prioridades de nuestro acompañante.
Östlund aborda la película con una realizcación que bien podría ser una mezcla entre la incomodidad del cine de Haneke y el patetismo del mejor cine sueco sobre parejas. Una mezcla muy acertada. Caben destacar las desconcertantes imágenes sobre todo aquello que rodea a los protagonistas en el resort de lujo de los Alpes; planos geniales y que transmiten una tensión incomprensible con esa belleza y calma en mitad de la tensión que estamos observando en las personas. 
Lo que si queda claro es que hay una fuerza más grande que todo lo que ocurre en el film y que en determinados momentos nos hace dejar de lado los problemas más graves: los hijos. ¿Reside ahí la verdadera fuerza mayor del título?. (8/10)
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