Revista Deportes
Tarde de expectación, tarde de decepción, que decían los clásicos. El encierro traído desde la Ruiza no ha estado a la altura de las expectativas de los muchos y buenos aficionados venidos desde toda España. Gente buena que se hace quinientos kms de ida y otros tantos de vuelta para ver seis vestigios de la historia del toreo delante de tres tíos como templos. No hay afición más honesta y llana que esa, a pesar de que determinado sector de plumillas quieran vender el torismo como religión de chulos. Se cree el ladrón que todos son de su condición. ¿Cuántos de éstos aficionados que dicen portar "la verdad" se cruzarían la Piel de Toro para ver a Carlos Gallego con un Cuvillo? La respuesta es obvia. Ni uno. Su sitio está en el pesebre de las figuras.
La corrida no tiene salvación posible. Fue mala. Más que eso: infumable.Tanto o más que otra cualquiera. Y no hay problema en decirlo. Lo penoso, y preocupante a la vez, está en la reacción en cadena que ha conllevado el fracaso de los Veraguas. En la alegría de muchos al ver como se estrella públicamente un encaste que se preserva en las poco más de 180 vacas que pastan en la Ruiza, que es como regocijarse por ver un Lince espachurrado en una carretera de Sierra Morena. En aplaudir como monos de circo mientras una especie única se despeña hacía la desaparición. ¿A que viene tanta bilis? ¿A que los que defienden hierros malditos son herejes del Juampedrismo? ¿Es un ajuste de cuentas entre bandas? Lamentable.
El espiritu de ese pensamiento estúpido, que raya con el antitaurinismo, lo encarnan, como siempre, en Burladero -el portal más dicharachero- no ya en las crónicas del niño de los moruchos, sino en sus atrapados lectores, en esos personajes mitad Félix Rodríguez de la Fuente, mitad Walt Disney. Como el que firma como "er Selu", que en su elocuente sabiduría aconseja que "A Tomas Prieto de la Cal mas le valdría mandar toda la ganadería al matadero, y no vivir de contarnos el cuento de que esta preservando un encaste, ese encaste hace ya muchos años que esta muerto, porque los ganaderos que lo han tenido no han tenido la suficiente afición para ir amoldandola a los tiempos como hicieron los ganaderos que si tuvieron afición. Este señorito Andaluz si le gustan los toros de colores que se compre una puntita de Charolesas, otra de Avileñas, otra de retintas un poquito de Moruchas de Salamanca y lo cruce todo con Limosines Y vera como se le llena La Ruiza de chotitos de muchos colorines y seguro que embisten mas que lo que tiene ahora".
Ante eso, y todo lo que está cayendo, solo me queda reafirmarme en el respeto y admiración hacía Tomás Prieto de la Cal y familia, que se han ganado el cielo luchando por hacer pervivir uno de los últimos encastes románticos, uno de los pocos hilos que nos llevan al pasado. Ahora le toca ganarse la tierra, reto inalcanzable estando el hombre, tan ruin y rastrero, de por medio.
Mientras tanto, #FuerzaTomás