Revista Diario

Fui de boda y volví trasquilada...

Por Myriam Cabanillas
El Sábado fuimos de boda y no a una boda cualquiera, la de mi hermana pequeña.
Pasé muchos nervios por ella, por que todo saliera como esperaba y por que disfrutase muchísimo de su dia B.
No entraré en los detalles de todas las cosas que preparé por si hacían falta en una bolsa del tamaño de una maleta......
Para mis Inri el Sábado tuvimos una ola de calor sofocante...con lo que "bien" que le sienta a los niños el calor...
Pero también obviaré todos los detalles sobre los llantos varios de mis pequeños torbellinos.
Salvado ya casi el día, me sentía triunfante por haber sobrevivido a tanto calor, prisas y estres cuando llegó la hora del baile:
Mis hijos con las pilas perfectamente cargadas bailando a diestro y siniestro (siniestro casi literalmente por que el padrino al cual había que mantener alejado de cualquier fuente de calor por riesgo inminente de  arder, implosionar, explosionar o salir ardiendo en cualquiera de los modos posibles, decidió hacerle el molinillo a mi hijo que casi sale por los aires), no se querían marchar.
Si nos quedabamos parados el calor y aburrimiento podían resultar letales, así pues mi querido y amante esposo y yo decidimos que la mejor estrategia a seguir era danzar con los enanos, así nos integrabamos, pasábamos el rato y de paso los teníamos vigilados, por que entre tanto adulto ebrio estos diminutos seres corren riesgos varios de ser pisados, arrollados, lanzados y demás calamidades.
Un par de horas después mis hijos tenían las baterías con la luz roja encendida titilando, pero se seguían negando a marchar y pedían bailar en brazos y como buenos padres Kanguro que somos eso es lo que hicimos, lo cual recargo dos lineas sus baterías y bailaban en brazos de sus padres felices como perdices.
Hasta un trenecito bailamos con choque y descarrilamiento parcial de un vagón delantero (la madre del novio contra una chica que para mayor fatalidad no quería subirse al dichoso trenecito bailón, pero que una "amable" amiga obligó a formar parte de tamaño absurdo y acabó con los bajos del vestido desgarrados y el trasero cüasi al aire) incluidos.
Y todo para qué?
Para que tod@s l@s jovenzn@s allí presentes que tenían nuestra edad (recordad que acabo de cumplir los 30 hace un mes escaso y mi marido 32) o un pelo menos, pero nº de hijos inferior a -1 nos llamaran matados, acabados, aburridos.....
Hirieron mi amor propio...... lo peor es que llevaban razón, matada me hallaba yo al día siguiente:
-Con agujetas en los brazos de bailar con mis hijos.
-Con los pies al borde de la amputación gracias a los 11cm de tacón que lucí el día anterior.
-Con el estomago echando humo por culpa de tanta comida (lo que yo cene en la boda, en mi casa lo
como repartido en dos días, a razón de 5 comidas al día).
-Con un jaquecon que no se enumerar por  acostarme a las 03:00 de la madrugada, levantarme cada media hora por que mi hija tenia tos, mi hijo quería ir a hacer pis, mi hija quería agua, mi hijo también pero 10 minutos mas tarde, una panda de jolgoriosos decidía pasar hablando para sordos por mi calle, el calor insoportable....
Yo que en mis times mozos podía salir de trabajar a las 22:00, irme de fiesta, llegar a casa a las 07:00 y entrar a trabajar a las 09:30....
En fin, no me atormento mas, cuando me fui de la boda me despedí de aquellos que se quedaban comenzando la noche con una letanía que espero se cumpla:
"Reios,reios, pero cuando vosotros estéis como yo ahora mismo (y lo estaréis) yo ya los tendré criados, ppppprrrrrrrr (pedorreta trompetera para ellos)"
Me consuela que al día siguiente ellos se encontraban igual de mal que yo (seguro que mas de uno se encontraba peor) pero yo lo estaba por motivos mas nobles,JA!!
Myriam Cabanillas

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