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Nuevas estimaciones de TEPCO, la operadora de la central de Fukushima, sugieren que el reactor ha liberado a la atmósfera más de cuatro veces la cantidad cesio-137 que la planta siniestrada de Chernóbyl en 1986. Sin embargo, el método utilizado para medir el daño podría ser una cortina de humo para encubrir cifras más sobrecogedoras, estiman los expertos.
La compañía operadora de Fukushima, la planta japonesa de energía nuclear siniestrada en medio del terremoto y el tsunami que sacudieron el país el 11 de marzo de 2011, afirma que alrededor de 760.000 terabecquerels (TBq) han sido liberados a la atmósfera en total desde aquel día.
Sin embargo, estas cifras podrían ser parte de un esfuerzo por minimizar el alcance real de la tragedia, estiman los especialistas. El problema reside en el hecho de que TEPCO sólo contabiliza la cantidad de yodo-131 y de cesio-137 que se filtró del reactor de Fukushima, y las compara con toda la gama de isótopos que fueron despedidos en Chernóbyl.
Y si se examinan con más detenimiento, los números parecen contar una historia bien distinta.
La estimación final sugiere que la fuga de 400.000 TBq de yodo-131 de Fukushima es, de hecho, más baja -en 4,5 veces- que la que se registró durante el incidente de Cheróobyl.
En cuanto a la emisión de cesio-137, Fukushima está muy por encima que la planta ucraniana. Las estimaciones sugieren que en Chernóbyl fueron liberados un total de 85.000 TBq de cesio-137, mientras que el reactor de Fukushima ha emitido hasta ahora 360.000 TBq de cesio-137, de acuerdo con TEPCO.
En lugar de publicar los resultados totales de las emisiones de otros isótopos en Fukushima, tales como el estroncio-90, TEPCO dedica el resto del informe a explicar los métodos de cálculo utilizados. Según la operadora, se han combinado cálculos basados en “el nivel de daño sufrido por el núcleo del reactor” y los cálculos temporales de “la densidad de las sustancias radiactivas que se encuentran en la atmósfera y el agua de mar”.
Las explosiones en el reactor de Fukushima, provocadas por el terremoto y el posterior tsunami del año pasado, causaron una fuga de radiación masiva. Decenas de miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en los alrededores de la región de Fukushima, mientras el reactor era cerrado y rodeado por una zona de exclusión de veinte kilómetros. Desde entonces las autoridades y funcionarios de TEPCO han afrontado numerosas acusaciones por supuesta ocultación de información vital sobre los niveles de radiación en la zona.