Revista Opinión
Reconozco que la polémica decisión del gobierno de reducir nuestras nóminas entre un 5 y un 15% no me quita el sueño. Tampoco me indigna demasiado, es decir seré un 5% más pobre pero no un 5% menos feliz. Creo que no merece la pena traumatizarse pensando mucho al respecto. ¿Podrían haber tomado otras medidas mejor? ¿puedo aportar soluciones a la crisis? No, y aunque tuviese respuestas mágicas y magistrales tengo la certeza de que ningún responsable político de este país las tendría en cuenta. Esto es como el fútbol, no dejo de escuchar comentarios a la hora del café sobre fichajes, estrategias, ascensos, jugadas...y pocos son los que aciertan la quiniela. Los toros, desde la barrera, se ven con otro color y otra tranquilidad. A priori estoy convencido de que las ideas que parten del amigo Sevach son mucho más sensatas y razonables que las de nuestros gobernantes. Miles de "iluminados" aportan su granito de arena en blogs y otros medios de comunicación, pero lo cierto es que en un sistema democrático como el nuestro en su momento nos llegará el turno de decidir si el capitán de nuestro barco debe seguir o no al frente del país. Como he comentado en otras tantas ocasiones al final tenemos lo que nos merecemos. Soy un poco aséptico y escéptico en todo esto, pero no puedo dejar de cabrearme al considerar que en muchas ocasiones nuestros peores enemigos somos nosotros mismos. Os lo muestro...A los pocos minutos de saltar la noticia el pasado miércoles sobre las decisión de rebajar nuestros sueldos los foros, blogs y redacciones digitales del país se colapsaban por comentaristas funcionarios. En mi propio ayuntamiento la noticia se expandió a la velocidad de la luz. Ejemplos de lo que os quiero trasladar los hay en muchos rinconcitos pero el más expresivo quizá sea el de El Mundo, donde apenas una hora después se colgaba una información que hasta ayer fue (lamentablemente) una de las más consultadas: "Si el gobierno me baja el sueldo, yo me lo cobraré en tiempo". Idea que he podido leer en decenas de páginas diferentes, desde profesores de instituto a secretarios judiciales.No estoy conforme con la medida del gobierno. No me gusta y no me parece justa, pero me parece una tomadura de pelo y una falta de respeto que algunos funcionarios (demonizados en muchos casos por esta sociedad) pierdan el norte y nos dejen con el culo al aire y a la altura de una babucha al resto. En esta noticia en concreto el funcionario en cuestión, que va cada treinta minutos a fumarse un cigarrito ahora piensa hacerlo cada diez...ea, sin complejos. Hasta las putadas deberíamos tomarlas con más dignidad y temple. Seamos más inteligentes y estemos a la altura de la circunstancias pero, en la medida de nuestras posibilidades, intentemos que nuestra profesión y nuestra imagen no se hunda aún más por los suelos. No le demos más motivos a quienes nos consideran sanguijuelas sociales ni a quienes nos utilizan para que lo parezcamos. Y el que decida rascarse los huevos un 5% más...que por favor no lo cuente en voz alta.
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