Hoy vengo con una receta de esas que sirven para los momentos que tienes nada tiempo para cocinar. Es una receta de pasta muy sencilla y que si tenemos todos los ingredientes listos, se tarda lo que tarda en cocer la pasta. Se puede emplear cualquier tipo de pasta, yo esta vez usé una de tipo corta: fusilli. Es esa que hace como una espiral. Me encanta por que la salsa se cuela entra las “aspas” y es un bocado sabrosísimo.
Lo mejor es tener un buen pesto casero siempre en la nevera que aguanta unos 3 meses. Sobre todo si tenéis una planta de albahaca en casa como yo y llega un punto que no sabéis que hacer con las hojas y os da pena dejar que se sequen. Para preparalo podéis ver mi receta de farfalle al pesto.
Otra de las cosas que he descubierto últimamente es aprovechar el agua de la cocción de la pasta para terminar la salsa. Es el truco de la carbonara para que se ligue la yema de huevo con el queso sin la necesidad de agregar nata. Gracias al almidón que suelta la pasta, este agua es como un espesante que liga todas las salsas. De hecho, deberías terminar siempre todas vuestras salsas de pasta con un poco de agua. Ya veréis. En esta receta también es muy importante porque crea liga todos los sabores e impregna bien las pasta con el pesto. He decir que la mezcla de la scamorza ahumada, el tomate seco y pesto es mágica. No os la podéis perder.