“Ojalá algún día pueda estar a la altura de Enzo Francescoli, llegar a su edad y que el mundo me reconozca”.
Dichas palabras llegaron desde la boca de un Chino uruguayo lleno de sueños, quien daba sus primeros pasos en el poderoso Inter, una década atrás. Hoy, Álvaro Recoba, figura excluyente del Nacional campeón 2011-12, disfruta de una imagen y nombre formados ya que edificó una excelente trayectoria en el Viejo Continente. MuyFútbol repasa la historia de uno de los mejores jugadores sudamericanos de los últimos tiempos.
Álvaro Recoba, emblema del Nacional campeón.
Por su jerarquía con la pelota en su poder, acaparó miradas, flashes, autógrafos y salutaciones en cualquier lugar donde desplegó su talento. Más allá de ser un imán de fanáticos, Recoba levanta las banderas del perfil bajo y el carisma sano. Dichos conceptos definen de la mejor manera al delantero surgido de las entrañas del club de su barrio, Danubio, y cuyas raíces mantienen una íntima relación con el universo fútbol.
Los colores aurinegros, asimismo, corren por la sangre de gran parte de la familia Recoba Rivero. De hecho, el padre de Álvaro defendió el arco de Peñarol, pero quien impulsó la pasión del niño por el balón fue la madre. Ituzaingo, El Arbolito y El Celiar fueron algunas de las instituciones que contaron con el muchachito de cara redonda y ojos estilizados. “Vinieron a la cancha de El Celiar a ofrecerme para Danubio y mi viejo dijo que sí”, recalca el jugador que llegó a militar en las filas de Defensor Sporting, clásico rival danubiano.
El Chino, figura de Uruguay en los primeros años del Siglo XXI.
Su aparición oficial sucedió en 1993, con una Franja negra que atravesaba su torso. Golazos espectaculares y descollantes actuaciones tanto en los Jardines del Hipódromo como en Nacional -donde llegó con sólo 17 años- permitieron que partiera rumbo a tierras europeas. El alicaído Internazional consiguió su ficha y despertó expectativas en muchos hinchas desesperados por un título: “Cuando llegué, no me conocía nadie. Un uruguayo sin demasiados antecedentes. Hice la presentación y sólo había dos o tres periodistas. Poca gente para lo que se acostumbra en este país”. Su performance en Milán transformó a Recoba en el contenedor de las esperanzas uruguayas para Corea-Japón 2002, aunque la Celeste de Víctor Púa no pudo superar la fase de grupos.
Los mejores momentos de Recoba en Inter:
Con pasado en Torino y el Panionios griego, otro club de la península itálica que recuerda con cariño la calidad de Recoba es el humilde Venezia. En la entidad de Véneto, actualmente en la cuarta división del Calcio, dio pruebas de su calidad y ayudó para que el Arancioneroverdi permaneciera en el círculo de elite en 1999. Por otra parte, la única mancha de su carrera en el extranjero se relacionó a una falsificación de documentos, razón por la que debió haberse perdido la cita mundialista en el lejano oriente. La intervención de Inter, empero, figuró como un factor determinante ya que finalmente recibió una sanción de 120 días. “La actuación de Álvaro fue fundamental para que Uruguay se clasificara al Mundial después de 12 años. Afortunadamente estuvo de nuestro lado y no del de los australianos”, recuerda Púa.
A pesar de haber vivido en muchas ciudades del mundo, el hombre nacido el 17 de marzo de 1976 siente un fuerte apego por su tierra. Y siempre mantiene viva la imagen de su infancia en la Curva de Maroñas, pequeño vecindario de Montevideo. “Mis primeros pasos fueron en el Cerro, donde nací, aunque toda la gente me vincula con la Curva, adonde me llevaron cuando tenía cuatro meses”, expresa el delantero.
Recoba durante su último paso en Danubio.
La pesca y los ratos en familia representan cables a tierra para la frenética rutina de Recoba, que encuentra en ellas las llaves de la calma y tranquilidad. “Cada etapa de la vida tiene que ver con lo que uno le va pasando. Cuando yo estaba en El Celiar decía ‘Sería lindo jugar en un equipo de primera’; cuando llegué a Danubio, pensaba: “Ojalá pudiera ir a jugar a la Argentina, España o Italia”, comenta.
Una vez finalizada su estadía en Europa, retornó a su club inicial. Danubio no pudo alegrarse mucho con Recoba ya que fue víctima constante de las lesiones. Un año después, comenzó una segunda etapa en Nacional y posibilitó que el cuadro del Gran Parque Central consiguiera su 44° título Uruguayo, el último fin de semana. El Chino explotó todo su talento en los campos de juego, protagonizó partidos excelentes y anotó festejos fundamentales, como el de la victoria sobre Peñarol en el Clausura y en la finalísima ante Defensor.
Recoba y un golazo para que Nacional gritase campeón:
Álvaro Alexander Recoba Rivero soñaba con igualar a Francescoli. A pesar de que no consiguió trofeos con el seleccionado como el ídolo millonario, su papel en el exterior y en la orilla oriental del río de La Plata han ensalzado la historia de la pieza fundamental del Bolso campeón.