Revista Literatura

Gabriel Ferreter, el monstruo.

Por Igork

Gabriel Ferreter

Ferreter, poeta

Un monstruo puede ser definido por su anormalidad. Gabriel Ferreter fue anormal: por su arte poética, por su talla intelectual, por su capacidad crítica. Como Spielberg, Borges o Louis Ferdinand Céline, me asombra su existencia.
Gabriel Ferreter fue y es el mejor poeta catalán contemporáneo, desde los años 60 hasta hoy, en el que nadie vivo ha superado su talante y arte. Hay que buscar un Carles Riba, irse muy atrás siendo discutible todo esto, lo que es una mala señal, sin duda.
Y otra monstruosidad es su sombra, tan delgada que hasta parece inexistente. Su poca proyección, tanto en las letras catalanas como en las españolas, es otro síntoma de anormalidad. Casi nadie habla de él y son pocos los que saben realmente algo de él. Si alguien se anima a difundirlo o a mirarse algunos poemas suyos, todo esto ya tiene un poco de sentido.
Dejo un poema y más adelante subiré un post de su poética. Quisiera trazar dos líneas sobre su vida, antes una pincelada sobre “Les Dones i els Dies” o “Las Mujeres y los Días”. Es otro momento cumbre de la poesía de siempre. Su título es un juego de palabras en relación a una obra de Hesíodo, Trabajos y Días. El cambio se debe a que el recopilatorio de toda su obra pivota sobre dos temas centrales: las relaciones hombre-mujer y el paso del tiempo.
Nacido en Reus, en 1922, en una familia burguesa, liberal y cultivada. Fue durante su estancia en Francia cuando cimenta su formación: «los cuatro años que pasé en Francia para mí fueron de una suerte fantástica: leí La Náusea, tuve correspondencia con Sarte, escribía un ensayo sobre Lautréamon, hacía poemas surrealistas en francés...», poemas que quemó, junto a muchos otros.Ferreter indagó, entendió y divulgó disciplinas tan diversas como la filosofía, la historia, el arte, las matemáticas, la pintura, la literatura y la lingüística, algo que contrasta con un expediente académico gris. Representa un modelo de intelectual riguroso y en cierto modo distinto.
Muchas veces el aspecto material condicionó su vida, así como su alcoholismo, que a veces parece ser una peaje a pagar por algunos creadores, que requieren de una terrible soledad para acometer su obra. Fue un hombre que pasó de una infancia cómoda a tener que ganarse la vida de muchas penosas formas tras la Guerra Civil.Su turbulenta vida tuvo momentos de cierto apaciguamiento. Intentó establecerse, incluso se casó con una periodista norteamericana, Jill Jarrel y hacia el final de su vida consiguió un cierto reconocimiento y estabilidad: fue director literario de la editorial Seix-Barral (en la que, creo recordar, rechazó “Cien Años de Soledad” como tantos otros editores de la ciudad) y además obtuvo plaza de professor de lingüística y crítica literaria en la universidad.
Esta etapa acabó trágicamente en 1972. Hacía cinco años que se había separado de su mujer. Un 27 de abril, a punto de cumplir 50 años, se suicida en su piso de Sant Cugat.Tuvo buenos amigos, entre ellos el poeta Jaime Gil de Biedma. Se cuentan numerosas anécdotas acerca de los dos, como sus largos almuerzos con ginebra. También fue compañero de Carlos Barral, Rosa Leveroni, Joan Vinyoli, José María Valverde...
Como anécdota, decir que hace bastantes años se celebró no sé que efeméride del poeta. Se publicitó un acto de asistencia libre y gratuita en la universidad de Barcelona. Una conferencia sobre el gran poeta. En el aula de la facultad, esa tarde noche fría, habían algunos alumnos despistados, mi madre y yo. ¡Qué extraño! Y nadie más.
Perdón
Amor, te he pedido perdón
demasiadas veces, hasta que has visto
la argucia del corazón tramposo:
de tu perdón, él hace permiso.
"Perdón de habértelo pedido."
Otra chispa se te enciende
y zigzaguea por cien espejos
de suplicado consentimiento.
Una baja magia quiere
deslumbrarte, y ha levantado
(almagres y verdes) una barraca
de una feria suburbana.
Amor, no entres ahí. Infiel
ayudante del mal histrión,
el corazón, te entrego descubierto
su truco de implorar perdón.
Amor, perdón. Perdón por mí.
Un último perdón sin encanto,
no un proyecto de los vidrios viles,
el fraude que por ti montamos.
Y aún más. Perdón, perdón
por ahora, por este momento
en que el relampagueo desasosegador
me ha hecho temer que te engañara.
Yo que no sé dejar el servicio,
demasiado fácil, del corazón absurdo,
he olvidado (¿verdad que lo comprendes?)
qué real eres, cómo vives en ti.
Traducción al castellano de José María Valverde

Tràiler Metrònom Ferrater from Enric Juste on Vimeo.
Quiero enviar un mail a este Enric Juste. Para informar sobre la publicación de este vídeo. Saludos.

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