OBRAS
GALERÍA DE ARTE CARLES TACHÉ EN BARCELONA · 09/03/2017
El éxito de espacios permanentes con instalaciones como la fundación Dia Bacon, la fundación Chinati en Marfa o la Raussmueller descubre la precisa y arraigada relación entre espacio y arte. Quizás como contrapunto al exceso constructivo del último siglo donde miles de metros cuadrados de museos han sido construidos sin más reflexión, encontraremos en espacios como la Galería de Arte Carles Taché un carácter distinto y especial para exponer o experimentar el arte.
Fotografía: © José Hevia
A primera visita, el antiguo recinto Espai Serrahima es una continua suma de cubiertas, accesos y artefactos desordenados. Trabajar allí es crear un orden interior de menor escala que el orden general, un orden nuevo que ponga las cosas en relación. La disposición general de la galería y la mezcla de lo nuevo con lo existente da forma a una familia coherente de salas y espacios, al tiempo que varía en escala, proporción y calidad de luz. El edificio existente se muestra desnudo tal y como es, mientras que los nuevos elementos se reducen a un asentamiento autónomo en el interior, creando un nuevo orden.
Fotografía: © José Hevia
La galería surge como un espacio donde el artista puede desplegar su trabajo a su manera. Un lugar de encuentro entre el que visita la obra y el que la crea. El principal motivo de que esto ocurra es la ausencia de elementos que distraigan. Otro punto importante es saber introducir otras capas de lectura como sería el volumen, su estructura y los matices espaciales.
Fotografía: © José Hevia
Para ello la propuesta planteada consiste en un recinto de 4,20 metros de altura donde el ojo del observador discurre con tranquilidad, sin sobresaltos. Se ha construido un límite visual pero a la vez un escenario donde actuar. Detrás encontramos los bastidores, que son las zonas de trabajo interno, dirección, almacenaje, talleres y alguna que otra sala oscura expositiva formando espacios y habitaciones de pequeñas dimensiones.
Fotografía: © José Hevia
Es un espacio claro, de geometría regular y construcción sencilla. La luz es ordenada desde la cubierta y tratada de manera diluida. Las instalaciones son vistas y coherentes a las necesidades. Los suelos de hormigón y los techos de cerámica son los originales. Los antiguos muros simplemente se pintan en blanco y los nuevos se estucan para dotarlos de una suave continuidad. Se busca poner de manifiesto las condiciones concretas del material y de la superficie. El proyecto se compromete con la cualidad de lo existente, a la vez que desarrolla variaciones adicionales sobre la estructura formal.
Fotografía: © José Hevia