Galletas de caballos (horse cookies)

He de reconocer que nunca he sido muy diestra en cuanto al dibujo se refiere, así que lo de dibujar unos caballos a mano alzada, con glasa, en un galleta, pues no es lo mio. Decidí hacer unos transfer, para poder calcar la imagen y que se pareciera lo máximo posible a la silueta de un caballo. En varias ocasiones he utilizado esta técnica para hacer galletas y me ha ido bastante bien. La única pega es que los transfer son delicados, pero si no son muy grandes y se tiene un poco de paciencia para que sequen bien, el resultado puede ser fantástico.

Busqué en Internet una imagen de la cabeza de un caballo, y sobre papel de acetato dibujé todas las cabezas que entraban en esa hoja, todas de color marrón. Os recomiendo que siempre hagáis de más, por si alguna se decapita sin querer, ya me entendéis.
 
Para que los transfer se despeguen con facilidad, hay que untar un poco la hoja con margarina o alguna grasa tipo Crisco. Yo siempre utilizo margarina, porque es lo que tengo en casa, y además funciona. Mientras, por otro lado vamos haciendo las galletas, y les damos una capita de glasa, en este caso azul, para que resalte un poco la imagen del caballo. Una vez la glasa de las galletas está seca y también nuestro transfer, procedemos a la operación, vida o muerte, jajaja. Despegamos los transfer con muuuucho cuidado, y con un poquito de glasa los pegamos a las galletas. Directamente, les dibujamos el resto de los detalles, que en este caso fue el pelo, y dejamos secar de nuevo. ¡A los niños les encantaron!