Yo nunca he sido muy fan de estas fechas. La Navidad me parece una época en la qué lo que más se cultiva es la hipocresía, o al menos eso me dice mi parte racional.
Mi parte sentimental, amasada durante años por la familia, la publicidad y otros usos y costumbres no puede evitar ser tan pánfila como para caer en el autochantaje emocional; a veces incluso pienso que es triste estar aquí sólo en Nochebuena, incluso cuando la alternativa sea la madre histérica, el hermano bolinga, la cuñada venenosa y demás parentela.
Os cuento todo esto para que entendáis que a veces no es tan fiero el lobo como lo pintan...
Y eso mismo pensó Blancanieves. La tía, después de la trola que contó sobre mi pudín de manzana ha tenido las ganas de llamarme para venir a hablar conmigo.
Por un lado no me apetecía mucho, pero debo reconocer que todas las cosas que me contó la madrastra habían despertado mi curiosidad... ¿Cómo resistirme a una pérfida lolita? Y por si fuera poco había encontrado en el blog Dule una receta para el reto especial navidad de El asaltablogs...que me había seducido por lo original de la propuesta: ¡Una receta fallida, que no sale! ja,ja
Un desfacedor de entuertos como yo no podía resistirse de ninguna de las maneras, de paso con gran retranca le iba a preparar a la princesita unas galletas de ¡Manzana!. Toma ya.
Llegó puntual, modosita y haciendo gala de la educación que se espera de una chavalita de postín. Aunque tenía pensado hacerme un poco el duro, nada más llegar puso su mano con una ramita de acebo sobre mi cabeza y me plantó un besito en el morro que no por casto me dejó frío.
Se deshizo en disculpas y me aseguró que había cambiado, que se arrepentía de sus trapacerías anteriores. Me convenció y me alegré sinceramente porque ya sabéis el (ejem) cariño que le profeso a su madrastra.
Decidido ya a hacer las paces le ofrecí un té y fui a la cocina a sacar la primera hornada de galletas. Muerto me quedé cuando vi que la muy perra había aprovechado mi descuido para coger las llaves de mi coche y pirarse con él. Incluso tuvo el descaro de lanzarme un besito mientras pisaba a fondo, no como esos macarras de los enanos que me dedicaron todo tipo de burlas y gestos soeces.
Volví a la cocina para hacerme una segunda hornada de galletas, esta vez mas ilustrativas de mi opinión sobre el espíritu navideño.
Galleta de manzana
Para la compota caramelizada
100 gr de manzana golden delicious pelada y en daditos
Un paquetito de gasa con las pepitas de la manzana
100 gr de azúcar
50 gr de nueces muy picadas
200 gr de harina de repostería
1/2 c.t. de levadura royal
50 gr azúcar
1/2 c.t.canela
70 gr de mantequilla en pomada
1 huevo mediano
Primero hacemos la compota: Ponemos en un cazo todos los ingredientes a fuego medio y dejamos cocer, removiendo frecuentemente, media hora o hasta que esté muy espeso y con un bonito color caramelo. Retiramos la pepitas y dejamos enfriar
Tamizamos la harina con la levadura y la canela.
A parte, batimos el azúcar y la mantequilla hasta que quede una mezcla blanca y cremosa, añadimos el huevo y la compota (unos 60 gr.) y seguimos batiendo hasta que esté todo integrado.
Vamos incorporando la harina poco a poco, con la ayuda de una espátula, hasta obtener una masa. Formamos una bola y refrigeramos 2 horas envuelta en film.
Pasado este tiempo precalentamos el horno a 180º, estiramos la masa sobre una superficie enharinada hasta que tenga como 1/2 cm y con un cortapastas vamos cortando las galletas.
Las horneamos en la bandeja sobre un papel unos 10 min, las dejamos reposar 5 min. y las pasamos entonces a la rejilla para que acaben de enfriarse.