Hoy traigo unas galletas de avellanas decoradas con glasa de la película Mago de Oz. Son las primeras galletas que decoro así y son para el reto de Una Galleta un Cuento.
Aquí os dejo mi pequeño relato hecho poesía sobre esta obra y película tan increíble que marcó la infancia de mucha gente y con mis humildes galletitas hechas con cariño
Mago de Oz
Crac, crac, crac. Sus desgastados zapatitos negros taconean al son de las gotas de lluvia. Un poco pálida, con un cielo azul en su vestido y una sonrisa en sus labios, así es Dorothy. Sueña despierta con grandes aventuras desde su pequeña y humilde casa de Kansas, donde la realidad aburre y nada emociona lo suficiente a esta niña de imaginación infinita. Su perro, su fiel amigo la acompaña al infinito si hace falta y, cuando cae inconsciente por un fuerte tornado, nadie sabe si fue por soñar con demasiadas ganas, viajó a un mundo de fantasías y anhelos.
Abre los ojos y su casa vuela alto y más alto en un tornado sin fondo. Su vecina carcarrabias se convierte en una temible bruja que volando en su escoba sale por la ventana. Al aterrizar, un poco con jet lag, encuentra a otra bruja que, más que bruja parece una princesa de cuento que la coloca unos zapatitos de un color rojo fuego que al movimiento destellean como rallos de sol. Tiene instrucciones, no puede quitarse los zapatos y tiene que seguir las baldosas amarillas hasta dar con el Mago de Oz quien, supuestamente, la llevará de vuelta a casa.
Ella, una niña con pocos amigos y siempre encerrada en casa, se encamina en una aventura donde encontrará por fin amigos con quien compartir sus divertidas misiones. Un extraño espantapájaros sin cerebro, un hombre de hojalata sin corazón y un león cobarde será el extravagante grupo que llenará su soledad y que se ganará su corazón.
Al llegar al castillo del Mago se encuentra con la malvada bruja del Oeste que la rapta junto a su perrito para poder hacerse con sus zapatitos mágicos. Pero no, esos zapatos son solo para Dorothy y, como si ellos mismos supieran que no deben separarse de la dulce niña, chisporrotean chamuscando la escoba de la bruja cuando esta, en vano, intenta quitarselos. Totó escapa y consigue ir en busca de sus nuevos amigos para que la rescaten.
Vestidos con las ropas de unos soldados derrotados por el león que, había sido un cobarde toda su vida pero, por Dorothy saca su instinto animal para poder socorrerla. Cuando llegan, consiguen salvar a una amordazada y asustada Dorothy pero, al llegar a la terraza, son detenidos. La bruja mala, hace una hoguera con el pobre espantapájaros. La niña preocupada intenta apagar el fuego que lo consume con un poco de agua pero, teniendo una pésima puntería, deja caer el agua sobre la bruja.Y, ¡sorpresa! La bruja mala se derrite como si fuera una vela candente. Los soldados, por fin liberados de una tirana, dan de buena fe la escoba a la niña.
Por fin consiguen hablar con el mago pero, ¡que desilusión! Es un farsante que mueve los hilos de todo tras una cortina vaporosa. Tristes y abatidos ven que no recibirán ayuda alguna de el supuesto mago. Pero el mago intentando ayudar, la enseña su globo aerostático y los 3, el mago, la niña y el perrito emprenden el ascenso. Un gato juguetón revolotea por el globo y, el perrito, por ese instinto animal que le caracteriza, sale corriendo tras él. Dorothy no quiere ir sin Totó por lo que salta y deja atrás sus esperanzas de volver a ver a su familia.
Pero, como todo cuento, tiene que tener un final feliz y, la bruja buena la dice que puede viajar a Kansas con esos zapatos del color amapola y que recuerdan a un verano en la Toscana. Se despide de esos extraños amigos que nunca olvidará y que ahora cuidarán de este mundo mágico. Crac, crac.No hay lugar como el hogar. Dorothy choca sus tacones y dice las palabras mágicas. Abre los ojos y de nuevo está con su familia. Exaltada cuenta a todos su apasionante aventura pero, para su tristeza, solo recibe risas. ¡Pobre de esa niña soñadora que nadie cree! Enfin, ella sabe que su aventura era real y, solo espera, volver a esa fantasía que, sin duda, puede considerar como otro hogar con una familia muy singular.
Fin
Reto y mi experiencia con la glasa (un poco caótica)
Como todos los meses, participo en el reto de Una Galleta un cuento. El blog de Leire de Cocina con gusto ganó el mes pasado y decidió que el cuento de este mes sería el ideal cuento Mago de Oz .
La verdad es que nada más me dijeron el reto dije, ¡que bonito! Pero luego me puse a pensar y a investigar que comían en la película o cosas que me recuerden a ésta y no se me ocurría nada. Como soy de las que se lanzan al vacío, decidí ir a comprar unas cositas para hacer galletas con glasa que evocaran a la película. Una hora y pico después y con 40 euros menos en el bolsillo salí de la tienda con los polvos de la glasa, los colorantes, las mangas pasteleras y los biberones... ¡Han sido las galletas más caras del mundo! Menos mal que los colorantes duran mucho.
Hacer las galletas fue fácil, aunque me quedaron un poquito con grumillos y se debe a que puse la mantequilla demasiado fría, para la próxima vez no me pasa. Luego cuando empezé a preparar la glasa todo empezó a complicarse. Por un lado, mezclar todo y decidir cual era la consistencia ideal para la glasa, me volvió loca. Al final decidí como quedarían pero para la próxima las haré un poco más líquidas. Luego viene el momento de echar el colorante que, no se como acabé pringándome todas las manos y pasé dos días con las manos rojas y negras. Y es que compré dos mangas pasteleras reutilizables maluchas y al apretar un poco estallaron por un lado, dejándome perdida. Al final me decidí por usar unas de usar y tirar y mi vida se solucionó bastante. Luego le pillé el truco y ya fui pintando pero vamos, que nadie me quita las 6 horas de pintarlas que usé.
Pero bueno después de una pequeña odisea me lo pasé bien y quedaron aceptables para ser mis primeras galletitas. Después de contaros mi experiencia con la glasa os dejo con mi receta de galletas.
Ingredientes:
Galletas:125 mantequilla90 gr azucar glas1 huevo275 de harinaunas gotas de aroma a avellanascortadores de galletasDecorar:colorantesroyal icingaguamangas pasteleras o biberones
Elaboración:
En primer lugar pones la mantequilla en un cuenco que esté a temperatura ambiente. Yo la puse demasiado fría y se me hicieron pequeños grumos en las galletas por lo que, hacerme caso, ponerla unas horas antes para que esté a la temperatura ideal.
Luego remuévela bien con un tenedor. Si tienes un robot o algo así mejor pero si te pasa como a mí que no tienes nada pues, ¡a hacer brazo!
Cuando esté cremosa la mantequilla añade el azúcar glass tamizada.
Mezcla de nuevo bien hasta que todo sea una crema suave.
Luego echa el huevo y muévelo un poco y añade el aroma a avellanas, el mio era concentrado por lo que solo tuve que echar una cucharadita.
Añade la harina también tamizada y ahora empieza el amasado. Junta todo con el tenedor y mezcla bien hasta que quede una mezcla uniforme.
Tienes que seguir luego con una paleta y, cuando ya no se pegue en las paredes, puedes ayudarte con las manos.
Para que estuviera más duro yo lo envolví en film transparente y lo metí a la nevera durante una hora o dos. Sácalo al pasar un tiempo y pones el horno a 180º a precalentar.
Luego con un rodillo lo extiendes. Yo hice unas galletas muy finas porque las hice con mi novio y le gustan muy crujientes pero esto va en gustos. La próxima vez probaré a hacerlas más gorditas a ver que tal.
Con los cortadores para galletas que quieras usar corta la masa. Luego las pones en papel de horno sobre la bandeja y las metes al horno.
A mi me salieron 3 tandas por lo que las metí 12 minutos, luego metí otra, y después otra. Las otras las puse en una rejilla a enfriar mientras salían las otras. Si las haces más gorditas tendrás que tenerlas un poco más de tiempo.
Cuando estén listas déjalas enfriar bien, yo las dejé un día entero. Al día siguiente me puse a hacer la glasa. Compré un preparado de royal icing por lo que solo hay que tamizarla y añadirle agua.
Mezclándolo bien te queda esta consistencia. Para mi gusto era demasiado espesa para los bordes pero la usé porque era la primera vez que hacía galletas así. No quedó mal pero la próxima vez la haré mas líquida.
La de relleno la dejé mas líquida y estaba bien aunque la próxima vez la hago un pelín más líquida también.
Y ya está. Deja tu imaginación volar. Tiñe las glasas con los colores que quieras y con mangas pasteleras ponte a decorar y a pringarte un poco de colores jajajaj Este fue el resultado de 6 horas decorando. No son una obra de arte pero, para ser las primeras que hago, no están anda mál.