Los que me conozcáis un poquito sabréis que no soy el mayor fan de Game of Thrones. Creo que es una serie que puede ser espectacular cuando se lo propone, que tiene un sentido de lo épico como ninguna otra, pero también pienso que puede ser muy torpe a veces y, lo peor: sus escenas de sexo son sexistas y cuñadas, como ya expliqué en este artículo. En general todo iba razonablemente bien hasta la quinta temporada, que es la gran mancha de la serie y, de lejos, la que peor escrita está, llena de despropósitos argumentales como las tramas de Dorne y Stannis. Cuál fue mi grata sorpresa cuando me vi con que la sexta temporada, contra todo pronóstico, comenzaba a callar la boca de este hater gruñón, dejándonos algunos de los mejores momentos de la serie. Hay que ser críticos con Game of Thrones y evitar sobrevalorarla, sí: pero cuando Game of Thrones consigue ser la puta ama, también hay que decirlo.
En este artículo habrá análisis y opinión hasta el 6x05 "The Door". Si aún no sabéis a qué ha venido tanto revuelo con cierto juego de palabras -y, si es así, tenéis toda mi admiración por haber evitado el spoiler-, os recomiendo dejar de leer. Que yo puedo ser muchas cosas, pero no spoileador:
Es increíble cómo Game of Thrones sabe hacer algunas cosas tan bien, y otras tan mal. Muchos fans han llamado a la quinta temporada la de "la transición", y creo que es el sobrenombre más acertado para ella. No digo que hagan falta necesariamente acción, dragones o magia para que una trama en esta serie sea fascinante -las escenas de Olenna Tyrell, por ejemplo, valen su peso en oro-, pero lo cierto es que toda la emoción e inteligencia que tuvo la quinta temporada en contadas ocasiones, la ha tenido esta sexta temporada en casi todos sus episodios, mucho mejor estructurados. Incluso podemos perdonarles que hayan caído en la jugada tan previsible y facilona de revivir al coñazo andante de Jon Snow, porque todo valió la pena por ver ese reencuentro tan emotivo con Sansa: es ahora, de hecho, cuando la serie está en su mejor momento, y decir eso en una sexta temporada tiene muchísimo mérito.
Los Stark y el simbolismo de los lobos
No son pocos los fans que llevan esperando desde hace mucho tiempo que los Lannister se derrumben y los Stark, que son sufridores y gafes por naturaleza, renazcan de sus cenizas. En esta temporada han comenzado a jugar con esa idea tan poderosa: dos Stark, por fin, se han vuelto a ver. Saben que Arya está viva, y además tienen como misión el salvar al pequeño Rickon. El ricitos de Jon, como decía, nunca fue mi favorito -siempre me duermo con sus escenas-, pero ha sido todo un acierto rodearle de personajes más interesantes que él. Jon ya moló en su momento con Ygritte, y ahora vuelve a lucirse junto a Sansa, que ha vivido una de las evoluciones más maravillosas de la serie, y junto a Brienne, que nos ha traído la OTP de la serie junto a Tormund... ¡y solo con miraditas! Pero qué miraditas.
Bran es otro de los hermanos que por fin está interesando con sus tramas. Y lo que es más: incluso está teniendo algunas de las mejores historias. Hasta ahora todo lo relacionado con ese nene me había dado un sopor impresionante, y es por eso que me gusta tanto que por fin haya encontrado su lugar. Los flashbacks nos están aportando información jugosa sobre el riquísimo universo de la serie, y toda esa secuencia final del 6x05 "The Door" fue para quitarse el sombrero y aplaudir. En una serie como Game of Thrones, donde hay tantas muertes frías y brutales -como la de Osha, cutre hasta decir basta-, nos encontramos con una de las marchas más emocionantes y brillantes en ese episodio. Nuestro queridísimo Hodor se despidió sorprendiendo, partiéndonos el corazón, y hasta reabriendo el debate sobre hasta qué punto es o no perjudicial el doblaje de las series. Incluso la trama de Arya, bastante inocua en la quinta temporada, ha vuelto a despegar. Estoy tan contento con Juego de Tronos ahora mismo, ¡que ni siquiera parezco yo!
El tema de los lobos también está dando mucho que hablar. Con las bajas de los de Bran y Rickon, nos encontramos con que solo queda en pantalla el de Jon. ¿Mi teoría? Que será el portador de un lobo quien realmente llegue a gobernar. Por esa lógica, es Jon quien ganará el juego de tronos... pero tampoco hay que olvidar que el lobo de Arya, de hecho, sigue vivo, porque la chica lo espantó para evitar que lo matasen como al de Sansa, allá en la primera temporada. Me jugaría el cuello a que el lobo de Arya dará la sorpresa y volverá en el momento más inesperado. Se trata de un simbolismo muy poderoso, que nos está diciendo que Jon y Arya van a llegar a algo grande. No dejan de ser, además, los dos hermanos que mejor relación tenían entre ellos. ¿Acabarán gobernando juntos? Soñar es gratis, dejadme.
Daenerys renace de sus cenizas
Una de las cosas que nunca perdonaré a la quinta temporada -una de tantas, quiero decir- es que tuviera tan deslucidos a los personajes de Tyrion y Daenerys. Ella, de hecho, demostró ser una líder bastante torpe con algunas malas decisiones que tomó a lo largo de la temporada. Tyrion, en ese sentido, está actuando con muchísima más inteligencia esta temporada, siento un mejor gobernante junto a Varys, a quien siempre es un placer ver. Pero es que la Khaleesi, que como ya sabéis fue secuestrada -menudo inútil Drogon, ya podría haberla salvado antes-, ha vuelto a demostrar todo su poderío. El truco del fuego es demasiado espectacular como para no usarlo varias veces. ¡Así se conquista a cualquiera! Verla tan altiva y fuerte, negándose a subordinarse a esos hombres, nos mostró la increíble evolución que ha vivido a lo largo de las temporadas. Y su memorable escena con Ser Jorah revolvió los sentimientos de mi fanboy interno de una manera que ni os imagináis. Los shipeo, maldita sea: los shipeo a muerte.
LLORO MUY FUERTE
En general, la historia se siente como si fuera un cóctel revuelto y muy cargado a punto de estallar. Los Greyjoy pensando en Daenerys y luchando contra su tío, el ejército "zombi" avanzando más y más, la guerra que se cuece en el norte, y esa guerra civil que parece que está por explotar en Desembarco del Rey, son tramas potentísimas y que está siendo una gozada ver. Pero lo mejor es el humanismo de la temporada: ver a Cersei levantándose de nuevo como una leona y con ese temor por perder a su hijo, a Sansa con ese valor y esa inteligencia emocional adquiridos, o a Bran aprendiendo secretos sobre su familia, son tramas mejores que toda la acción y batallitas de la serie juntas. Porque Game of Thrones, en definitiva, me está volviendo a enamorar de sus personajes, que es lo que realmente importa. Aún tiene partes negativas, como ciertas tramas que avanzan demasiado despacio, e incluso podríamos discutir hasta qué punto es lógico que los religiosos pordioseros se hayan vuelto tan fuertes en Desembarco, pero lo que importa es que Game of Thrones esta temporada SÍ está mereciendo las buenas críticas. Y con creces.
Isidro López (@Drolope)