Leo en El País digital que los jugadores vascos de cesta punta, que en Estados Unidos se conoce como "practicar el jai alai”, y siempre han tenido la zona de Miami como su principal bastión, están teniendo muchos problemas para conseguir visados, debido a la más que restrictiva política de Trump.
Y mi mente se traslada a mediados de los setenta cuando, en Elgóibar, pueblo en el que nació este vecino del mundo, muy cerca de Markina, de donde han salido la mayoría de jugadores de cesta punta, y a su frontón se le llama “Universidad de la cesta punta”, un chico del pueblo, Martín, estaba aprendiendo el oficio de carnicero, antes de intentar la aventura americana. Y el momento llegó, y al parecer, visto lo visto, parece ser que le fue bien, quizás no deportivamente pero sí a nivel de ganarse las habichuelas, o tratándose de Estados Unidos, mejor “ganarse los hot-dogs”, porque por el pueblo solo volvió el primer año, vistiendo unas coloridas camisas entalladas americanas para visitar a su novia… Años después se supo que se había casado con la hija de un millonario que tenía cadenas de supermercados.Los más viejos, con perdón, de los lectores de este blog, todavía recordarán aquella serie mítica, Miami Vice. Cada semana al comienzo del capítulo, y mientras aparecían los títulos de crédito, se veía en imágenes una especie de resumen de lo que podías encontrar en Miami, y aparecía el frontón Jai-Alai y sus apostantes, ya que más que deporte era una manera de apostar rápida.Ahora, parece ser, se quiere despertar un deporte que desde los ochenta se dejó languidecer, porque solo se contemplaba, para los empresarios americanos, como manera de apostar, mediante una especie de liguillas de partidos rápidos. Y al parecer, los hoteles que siguen conservando aquellas licencias de jai-alai, las quieren mantener, porque permiten, a su sombra, seguir con otro tipo de apuestas.Y como es muy difícil conseguir, por los problemas de visados ya citados, que auténticos jugadores vascos sigan llenando los pocos lugares que quedan para jugar, se está intentando reconvertir a antiguos jugadores estadounidenses de béisbol, e incluso de rugby, para practicar este deporte.Aquellos que estamos habituados, aunque sea por simple proximidad geográfica, al look del típico jugador de cesta punta, la imagen que este vecino del mundo se ha encontrado husmeando un poco en el problema, y que acompaña a este post, ha sido como para que se le congelara el hocico por toda la eternidad; e inmediatamente se ha acordado de ese célebre dicho que viste a Cristo con dos pistolas… Cada vez van quedando menos recuerdos que no sean pisados por una imparable realidad. Y, sinceramente, prefiero no saber qué fue de Martín, porque me temo lo peor.*FOTO: DE LA RED