La implementación de tecnologías norteamericanas para la extracción del gas de esquisto puede provocar un desastre medioambiental en Europa, según la conclusión de organizaciones ecológicas. A fin de apoyar sus propias empresas, Washington promueve activamente las tecnologías de esquisto por todo el mundo. Al mismo tiempo, el interés en dicho tema disminuye en EEUU. Al principio, los políticos del Viejo Mundo aceptaron con entusiasmo la idea de extraer en el continente un gas no tradicional, lo que hubiera podido ayudar a reducir la dependencia energética de Rusia. El problema consiste en que las tecnologías de extracción de hidrocarburos de esquisto son demasiado peligrosas. El gas se extrae por medio de la llamada fracturación hidráulica. El procedimiento consiste en inyectar (a presión) un líquido tóxico en el pozo para destruir el esquisto y liberar el gas. Parte de ese líquido queda en el subsuelo amenazando con contaminar los acuíferos subterráneos. Otra parte se extrae a la superficie y contamina el terreno. El problema se ve agravado debido a que el período de funcionamiento de los pozos no es largo, aclara Serguéi Pravosúdov, director del Instituto de Energía Nacional:
–La productividad cae en el 80-90 % en dos años, y los abandonan pronto. Por eso perforan un gran número de esos pozos. Como consecuencia, la zona abarcada por la extracción, se convierte en una especie de "paisaje lunar".
Además existen riesgos de polución de metano en la atmósfera, así como temores de movimientos sísmicos en las zonas de las extracciones, señala Svetlana Mélnikova, especialista del Instituto de Investigaciones Energéticas de la Academia rusa de Ciencias. Los problemas son obvios, subrayan los expertos, pero hay que estudiar hasta qué punto son graves:
–Basta con mencionar que la Agencia de Protección Ambiental de EEUU hasta la fecha no ha emitido su informe oficial con la evaluación del daño al medio ambiente provocado por la fracturación hidráulica de las capas del subsuelo, y eso que los trabajos en esa área se llevan a cabo durante siete años.
En EEUU las empresas diseñadoras (del procedimiento) trabajan activamente con la población. Es decir, se les pagan indemnizaciones a los propietarios de los terrenos donde se realizan los trabajos. Además, en Estados Unidos el gas de esquisto se extrae en zonas poco pobladas, casi inhabitadas, donde pueden desplegarse sin preocuparse por afectar el medio ambiente. Sobre todo porque los requisitos ecológicos en EEUU no son muy rigurosos. Pero, en Europa prácticamente no hay zonas poco pobladas. Las consecuencias de la extracción del gas de esquisto serán mucho más sensibles, lo que provoca descontento de los verdes y del ciudadano común. Además del deseo de los políticos europeos de alcanzar independencia energética, los presionan grupos influyentes norteamericanos. En EEUU está disminuyendo el interés por el tema de esquisto. Para apoyar sus empresas, Washington promueve activamente la extracción de ese tipo de combustible fuera de su país. Svetlana Mélnikova señala:
–Ellos promueven por todo el mundo los servicios de sus empresas. La motivación es simple y clara: se trata de un enorme mercado de servicios. A las empresas estadounidenses, que hay muchas trabajando en ese sector, se les brindan posibilidades de hacer dinero en todo el mundo ofreciendo servicios especiales de perforación para extraer el gas de esquisto.
Como indican los expertos, los riesgos ecológicos pueden ser reducidos sólo endureciendo el control de la actividad de las empresas, si los países, en los que se llevan a cabo esa clase de trabajos, vigilan con atención todo lo que hacen las empresas extractoras. Fuente