Es muy común que se conozca a la gastronomía de Italia por sus platos más famosos, como la pizza, la pasta, el café y los pepinillos pero lo cierto es que es una cocina donde coexisten los abundantes olores y los sabores del mediterráneo.
Se trata de una cocina con fuerte carácter tradicional, muy sectorizada por regiones y heredera de largas tradiciones, que ha sabido perpetuar recetas antiguas como la pizza, plato napolitano por excelencia, o la polenta, que hoy en día puede degustarse en cualquier trattoria del norte.
Además de la pizza y la focaccia, en esta categoría pueden encontrarse recetas parecidas, como el calzone (una especie de pizza cerrada sobre sí misma) y otros platos como la piadina, la crescentina o el borlengo.
Focaccia al romero (al rosmarino): sus ingredientes básicos son el romero y el aceite de oliva, a menudo combinado con prosciutto. Se suele servir de aperitivo.
Pissa marinera (marinara): sus ingredientes básicos son el tomate y el orégano.
Pissa na boca da Margarita (Margherita): tomate y mozzarella.
Pizza napolitana (napoletana): parecida a la Margarita, con orégano y albahaca. La pizza napolitana clásica es de masa muy fina y lleva tomate, ajo, albahaca y anchoas.
Pizza caprichosa (capricciosa): con tomate, mozzarella, setas, berenjena y aceitunas negras y verdes.
Pizza cuatro estaciones (quattro stagioni): sus ingredientes básicos son el tomate y uno ingredientes típico de cada una de las cuatro estaciones del año: aceitunas y alcachofas (primavera), salami y pimienta (verano), tomate y mozzarella (otoño), y setas y huevo duro (invierno).
Pizza cuatro quesos (ai quattro formaggi): con cuatro quesos diferentes.
Pizza boscaiola, o también ai funghi e salsicce (‘con setas y salchicha’): con mozzarella, setas y salchichas, con o sin tomate.
Calzone: es una pizza «cerrada» sobre sus extremos.