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Gato y bebé: precauciones para la convivencia

Por Pablozisuke

La convivencia de un gato y un bebé resulta fácil si los dueños saben cómo tratar a la mascota en estos casos.

Gato y bebé: precauciones para la convivencia

Con la llegada de un bebé, muchas cosas van a tener que cambiar. Habrá menos espacio en la casa, porque el bebé tendrá que acaparar una parte nada despreciable de ella. Te visitarán muchos familiares y tendrás que reorganizar tus horarios, tus hábitos y tu ritmo diario. Estos cambios afectarán a todos en la casa, incluido su gato.

Aunque hay muchos escépticos sobre la idea de una convivencia entre gato y bebé, es muy posible hacerlos cohabitar sin que necesariamente cause malas consecuencias. Veamos en este artículo las formas de hacer posible esta convivencia.

Las principales preguntas que debes hacerte durante el embarazo

Gato y bebé pronto tendrán que vivir juntos. Tendrán que discutirlo en pareja. Lo mejor es hablar de ello con suficiente antelación durante el embarazo. Si es posible, evita la tensión durante tus intercambios, porque tu gato puede percibir las emociones negativas que surgen de ello.

Para ayudarlo, aquí hay algunas preguntas que debe hacerse: ¿podrá continuar cumpliendo con su obligación con su gato siendo su bebé su principal preocupación? ¿No se puede descuidar la higiene del animal y su bienestar? ¿Es su presupuesto suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su bebé? ¿Necesitarás contratar una niñera? ¿Tendrá afinidad con tu gato? ¿El gato tendrá que cambiar de lugar en la casa? ¿Qué pasa si tu bebé tiene alergia al pelo de gato?

Si tu gato es miedoso o tiene un problema de comportamiento cuando el espacio en el que vives es muy limitado, la convivencia de gato y bebé puede no funcionar bien.

El bebé está a punto de llegar, hay que vigilar la salud del gato

Para una buena convivencia entre gato y bebé, se debe vigilar de cerca la salud e higiene del gato. Vacunarlo. Desparasitarlo y tratarlo de pulgas. Haga de la basura limpia su prioridad diaria. Hay que acostumbrarse a todo esto durante el embarazo.

Cuando un gato goza de buena salud, es menos propenso al estrés y estará menos a la defensiva. Para asegurarte de que tu gato está realmente sano, se recomienda que lo lleves al veterinario para una visita de rutina. Así, el veterinario podrá detectar posibles problemas de salud. Esto es especialmente cierto para los gatos mayores.

Gato y bebé: precauciones para la convivencia

Gato y bebé: ¿se debe prohibir que el gato entre en la habitación del bebé?

En algún momento, el gato y el bebé seguramente terminarán en la misma habitación, la del bebé. ¿Entonces lo que hay que hacer? Como es una habitación tranquila y muy limpia, y al gato le encanta la calma y la limpieza, la habitación del bebé le interesa. Depende de usted decidir si negarle o no el acceso. Si le permites acceder a él, asegúrate de antemano de que:

  • tu gato está sano
  • Tu gato se siente cómodo con el bebé.
  • Tu gato es sociable, activo y dotado de una gran curiosidad

Por otro lado, te conviene prohibir el acceso del gato a la habitación del bebé si:

  • Tu gato marca su territorio con orina
  • tu gato es desordenado
  • No quieres contacto entre tu bebé y el gato.
  • Se han observado reacciones agresivas en su gato en el pasado.

Gato y bebé: los preparativos que son necesarios antes del nacimiento del bebé

El gato y el bebé requieren preparativos de antemano. Tú también lo necesitarás. Durante el embarazo, es recomendable tomarse un tiempo para reorganizar sus rutinas diarias. Para el gato es mejor que descubra nuevos objetos y complementos que ocupen espacio en su territorio: parque infantil, cochecito, etc. Para que se acostumbre a los ruidos, pruebe con un monitor de bebé o juguetes que hagan ruidos.

Si estás muy apegado a tu gato y se lo muestras con mucha frecuencia, empieza a disminuir tus interacciones con él. En lugar de hacerlo dependiente de tu amor, es mejor acostumbrarlo a preferir el juego a las caricias. Si piensas dejar de dejarlo dormir contigo cuando el bebé esté aquí, lo mejor es empezar la prohibición un mes antes de que llegue el bebé. Para hacer esto, niéguele el acceso a su habitación.

Cuando el bebé finalmente haya llegado, pero todavía esté en la sala de maternidad, lleva a casa algunas prendas impregnadas con su olor y deja que el gato las huela.


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