Imaginaros dos niños que comparten un pupitre doble. Uno de ellos es fuerte e inteligente y el otro es débil y listo. El débil se pasa el día haciéndole la vida imposible al fuerte, le raya sus libros, le pincha con el lápiz, le golpea con la regla, le emborrona las libretas, le pega patadas…etc. hasta que un buen día el fuerte se harta y le pega una soberana paliza al débil que lo deja mal parado. Es evidente que el fuerte hace mal y que todo el mundo lo va a calificar de bestia y abusón, pero también es evidente que el responsable del conflicto es el débil, porque si hubiese dejado vivir en paz al fuerte no habría ocurrido nada.
La locura ha vuelto a Oriente Medio y aunque aparentemente sea solo Israel quien una vez más, aparte la paciencia, ha perdido los papeles y está masacrando a la población civil, el verdadero responsable, como en el pupitre, es el que hace la vida imposible en la región.
Muchas veces he repetido que los musulmanes radicales son los grandes especialistas mundiales en ser el agresor y acabar pasando por víctima, entre otras razones porque su religión les enseña que mientras ataquen a no creyentes o para imponer la Sharía (Ley Coránica) en algún sitio, la razón siempre debe estar y está de su lado, hagan lo que hagan y usando cualquier recurso, humano o inhumano , y a quienes han convencido totalmente es a los periodistas. Es absolutamente normal que a una persona que está en la zona, relatando lo que ha visto, el horror y la barbarie le acabe afectando, pero la experiencia sirve para algo, y se deberían estar haciendo un montón de preguntas.
¿Cómo es posible que nadie se plantee las razones por qué en cualquier guerra que al menos en una de las partes implique al Islam radical, el número de víctimas civiles es siempre muy superior al de cualquier otra contienda en cualquier otra parte del mundo?.
En varios de los ataques que han provocado víctimas civiles el ejercito israelita ha explicado por activa y pasiva que tienen pruebas de que no fueron ellos y lo demuestran con un montón de datos, incluyendo que los proyectiles utilizados eran de un tipo de mortero que no usan los israelitas, y si utiliza Hamas, y sin embargo la gran mayoría de periodistas siguen culpándoles, a pesar de que es muy probable que más de un ataque viniese de Hamas, aunque fuese por accidente….o no. Si alguien se está preguntando si en mi opinión los de Hamas son capaces de atacar a propósito blancos civiles propios para hacer más sangrante la actuación israelita, la respuesta no solo es si, sino que no tengo la más mínima duda.
Si queréis un buen ejemplo de a que me refiero cuando hablo de periodistas convencidos por el Islam radical, leed el artículo que adjunto, publicado en La Vanguardia del martes 29 de Julio firmado por un tal Félix Flores, enviado especial a Gaza (dado el altísimo nivel de Tomás Alcoverro y Enrique Cymerman, los dos corresponsales del diario en la zona, deberían seleccionar mejor a quien mandan de enviado especial). El artículo relata la tragedia de siete niños alcanzados por un proyectil cuando jugaban en una calle de Gaza, en mi opinión resaltando los indudables tintes dramáticos y sobrecogedores, que acompaña con una terrible foto de una madre protegiendo a su hija, que muy probablemente fue tomada en otra de las muchas situaciones dramáticas que se dan en la zona. Hasta aquí, excepto por la tendencia al melodrama no tengo nada que objetar o criticar al artículo, pero fijaros en el último párrafo, dice exactamente: “El ejército israelí atribuyó la matanza de la calle Abu Alieyad a un proyectil de Hamas”, y punto gordo de fin del artículo. Cuando los israelitas niegan haber efectuado un ataque argumentan las razones y aportan las evidencias de que disponen. A pesar de que en el mismo artículo se mencionan a soldados israelitas muertos por los imprecisos morteros de Hamas que se sabe cuando se disparan pero no se sabe donde van a caer, y a duras penas se puede controlar hacia donde van a ir, solo menciona lo declarado por los israelitas como algo marginal y poco fiable. Esta manera partidista de resaltar los tintes melodramáticos y partir de la base intocable que a los civiles les matan exclusivamente armas israelitas es la tónica más frecuente en las crónicas desde Gaza. Los muertos causados por Hamas, por accidente o a propósito, no van a reducir la gravedad del ataque israelita y los civiles muertos por sus bombas, pero si los imprecisos morteros islamistas son los responsables de parte del desastre se ha de decir alto y claro, e incluso justificarían una investigación para comprobar si los ataques a civiles por ambos bandos han sido accidentales o intencionados y acabar planteando acusaciones por crímenes de guerra, pero sobre cualquiera de los dos bandos que sea responsable. Por cierto, os aconsejo leer también el artículo de Enrique Cymerman que aparece a continuación porque os enterareis de cuáles son los problemas reales para alcanzar la paz.
El colmo de la hipocresía lo vi al principio de la invasión de Gaza por los tanques israelíes, en un corto video que pasaron absolutamente todas las cadenas de TV, en que se veía a un muy bien pertrechado reportero de Al-Jazeera, con casco y chaleco antibalas, en un lugar elevado desde donde se veía una panorámica general de una ciudad de Gaza a plena luz del día, después de un ataque aéreo, donde no se veía nada especial, ni tan solo columnas de humo, y el reportero hablando en Inglés sobre los efectos del ataque sobre la población civil, su voz se entrecortaba por la emoción y acababa casi en llantos. Me pareció absolutamente vomitivo que el reportero de una cadena propiedad del Emir de Qatar, el mismo que es el principal financiador de Hamas, que a su vez son los principales responsables de que se haya vuelto a desatar la locura en Palestina, montase un numerito que se notaba a la legua que era un cuento.
Mientras los periodistas están tan preocupados con la locura desatada en Gaza, en los incipientes califatos del Sahel en el Norte de Africa y de Irak y Siria, las cifras conocidas de asesinados por no practicar la religión de Mahoma ya exceden de 600 en el Sahel y de 200 en Irak y Siria, aunque es probable que sean muchos más. Hacia principios de Julio el Califa de Irak y Siria ordenó la expulsión de todos los no musulmanes de Mosul, cerca de 50.000 de sus 600.000 habitantes, la mayoría cristianos, se fueron con lo puesto, y los pocos que se negaron a abandonar sus casas fueron asesinados en su puerta. También por orden del Califa todos los templos no musulmanes y las mezquitas chiitas fueron destruidos. A pesar de que estas personas no son civiles muertos a consecuencia de una guerra, sino asesinados por salvajes de ideología parecida a Hamas y Hezbolah, con total frialdad, la mayoría degollados por no ser, ni querer ser musulmanes, no es una noticia que valga la pena resaltar, y a los niños que asesinan mejor no mostrarlos porque ver a un niño degollado, o degollando a un infiel para demostrar su hombría y su fe en Ala, debe ser un espectáculo insoportable.
Por cierto, lo que no tiene remedio es la estupidez norteamericana en materia de política internacional, porque efectuar un importante suministro de armas a Israel en pleno conflicto solo se le puede ocurrir a quien no está bien de la cabeza, o el resto del mundo le importa un bledo.
Solo espero recibir dos buenas noticias, la primera que se ha acabado la actual locura en Gaza, y la segunda que no vuelve a repetirse, aunque esta segunda es difícil rayando en imposible porque mientras haya quien quiera cumplir el Corán al pie de la letra habrá guerra, y mientras existan emires que les financien no pararán. La guerra solo se acabará si algún día desaparece Israel y en Oriente Medio ya no quedan judíos, ni cristianos, ni budistas, ni agnósticos, ni creencia o no creencia alguna que no sea el Islam. Aunque habría otra forma de acabar la guerra si los idiotas occidentales se enterasen de una vez por todas de quien es el verdadero enemigo mortal no de Israel, sino de cualquiera que no sea musulmán, que no es otro que el Islam radical, y hasta que no se decidan a controlarlo, cada vez habrán mas zonas del mundo transformadas en un infierno islamista.