Hace unos días, en la librería de Bolsillo, me fijé en este libro de Jack Kerouac, Viajero solitario, publicado en 2013 por Caja Negra Editora, del que ya tenía en mi biblioteca beat una edición de 1965, El viajero solitario, publicada por la Editorial Losada. Para resumir este libro nada mejor que las palabras del propio Kerouac: Viajero solitario es una recopilación de artículos unidos por un mismo tema: el viaje. Empleo en el ferrocarril y como marinero, montañas, misticismo, lascivia, solipsismo, desenfreno, corridas de toros, drogas, iglesias, museos, calles, una aleación de vida como fue vivida por un libertino orgulloso, educado e indigente que va a ninguna parte. El libro contiene 8 artículos, cuyos títulos, en algunos casos, varían de esta edición de 2013 a la de 1965, así: Los muelles de la noche desamparada / Muelles de la noche sin hogar; Campesino mexicano / Campesinos mexicanos; La tierra del ferrocarril; Pinches de la cocina del mar; Escenas de Nueva York; Solo en la cima de una montaña; Gran viaje a Europa / El viaje a Europa; La extinción del vagabundo americano / El desaparecido vagabundo americano.
EL VAGABUNDO AMERICANO se extingue por la acción de los shérifs que, como dijo Louis-Ferdinand Céline, consiste en "una parte de crimen y nueve de tedio"; porque a la noche, cuando todos se fueron a dormir, no tienen nada que hacer, y entonces persiguen al primer ser humano que ven caminando.- Persiguen incluso a los amantes en la playa. No saben qué hacer consigo mismos en esos coches de policía de cinco mil dólares con radios de dos vías al estilo Dick Tracy, salvo perseguir cualquier cosa que se mueva de noche y de día.- Yo también fui vagabundo, pero renuncié hacia 1956 por las historias de la televisión sobre la abominación de los extraños que andan solos con una mochila en la espalda -una vez, en Tucson, Arizona, me rodearon a las dos de la mañana tres coches de policía. Planeaba pasar la noche en la bolsa de dormir bajo la luna roja del desierto.
Jack Kerouac. Viajero solitario. Caja Negra Editora, 2013. Traducción de Pablo Gianera. Diseño: Juan Marcos Ventura.
SI SE TOMA el barco que va de Tánger a Marsella no debe irse nunca en cuarta clase. Yo pensé que era un viajero inteligente que se ahorraba cinco dólares, pero cuando fui al barco a la mañana siguiente, a las 7 (un barco informe, grande y azul, que me había parecido muy romántico en el pequeño muelle tangerino cuando vino de Casablanca), inmediatamente me dijeron que esperase con un grupo de árabes, y al cabo de media hora nos hicieron subir al barco: un cuartel del Ejército Francés. Todas las literas se hallaban ocupadas, por lo cual tuve que esperar otra media hora sobre cubierta. Después de algunas exploraciones, sin plan, entre los camareros, me dijeron que no habían reservado para mí litera ni comida. Yo era prácticamente un polizón.
Jack Kerouac. El viajero solitario. Editorial Losada, 1965. Traducción de Josefina Martínez Alinar.