Yo confieso: si hay algo que vale -para mí- la pena de Leave her to heaven (Que el cielo la juzgue, 1945) de John M.Stahl, es Gene Tierney dando vida (y muerte) a esa mala, mala, malísima con labios rojo technicolor de nombre Ellen Brent.
Gene Tierney podría ser la versión clásica de la Glenn Close de Atracción Fatal, pero más peinada, más vestida y más guapa. Ella, que amanece con su pelo y su maquillaje perfectos, es una de esas malas chic que no se manchan las manos de sangre. Es mala por omisión (cuando deja a su adolescente cuñado ahogarse en el lago de "la otra cara de la luna"), por acción (cuando se arroja por las escaleras para perder al niño que lleva dentro) y por imbecilidad (cuando se auto-envenena para poder ser mala post-morten).
Ninguna actriz ha resistido tan bien una "precipitación" por unas escaleras ¡Qué manera de yacer inconsciente en el suelo, oiga! Ni ninguna actriz se ha vestido ex-profeso para ello (¿estilismos para un aborto? 1,2,3...responda otra vez). Pero se le permite todo.... Ellen Brent (Gene Tierney) es la enferma de amor más peligrosa de la pantalla. Posesiva, celosa, obsesiva, paranoica...Pero también es una de las suicidas más bellas ¿ Acaso no está deslumbrante aun muerta?Que el cielo la juzgue (desde luego, el título en España es contundente) no tiene muchos más alicientes que Gene, siempre Gene, quizás una de las caras más fotogénicas del cine más dorado. Ahora bien, si queréis disfrutar del exagerado technicolor, los decorados de cartón piedra, un galán insulso y alguna que otra escena de lo más divertida (Gene esparciendo, a lomos de un caballo, las cenizas de su padre como quien está sembrando trigo) no os la podéis perder...Que el cielo os juzgue!!