
Argumento:
Generación ¡Bang! reúne once trabajos de cronistas mexicanos jóvnees, todos ellos con un objetivo en común: contar la guerra del narco mediante el periodismo narrativo. Un conjunto de crónicas que está lejos de ser un libro fragmentado: bien se puede leer como un solo relato donde se mezclan historias, biografías y entrevistas; un relato que conmueve y preocupa a la vez
Opinión:
En lo personal, el tema del narcotráfico me parece algo totalmente ajeno. Sin embargo, es un mundo que ocurre en el mismo país donde vivo desde que nací, como es México. Me sentía mal desconocer muchas cosas sobre el tema. Así que en cuanto vi una antología sobre cronistas que relataban el narco, supe que debía aprovechar la oportunidad de leerlo.
Se dice que el periodismo narrativo está para comprender mejor los hechos que una breve nota periodística. A su vez, se reprocha que sea una vía para escribir bonito y contar grandes historias, sin señalar puntualmente a los responsables.
Juan Pablo Meneses. Vía elboomeran.com
Creo que esto depende del estilo del cronista y quizá también de la historia. Si lo buscado es algo más literario o más periodístico, con datos y actores políticos. Las 11 crónicas de Generación ¡Bang! se mueven entre los dos estilos. Pero quizá lo que marque la diferencia de este libro y aporta a la misma cuestión, es cómo el también cronista Juan Pablo Meneses (antologador) reúne una serie de preguntas a cada narrador después de su crónica, preguntándoles sobre la misma historia, el narcotráfico y la forma de reportearlo. Gran detalle de Juan Pablo Meneses.
Como siempre en las antologías, hay historias por las que uno se decanta según ciertas características de gusto personal. En este caso, sería porque hay una narración que mantiene el interés a lo largo de la historia e incluye datos puntuales sin llenar el relato de ellos. Así, las que me agradaron fueron:
“Un narco sin suerte”, de Alejandro Almazán, por tener un protagonista simpático y en ello convertir el relato. Sin dejar esto de lado, plantea una realidad desconocida: que no todo en el narco es éxito y dinero. Además, hay una mezcla de primera y tercera persona bastante disfrutable.
“La mujer más valiente de México tiene miedo”, de Galia García Palafox, porque retrata cómo los cárteles del narcotráfico pueden sembrar miedo cuando se quieren hacer proyectos sociales. Aparte recrea el perfil de Marisol Valles y regresa al presente de su situación, mostrando que el pedir asilo político en Estados Unidos significa el fracaso de la política entre dicho país y México.
“Los sheriffs de la montaña”, de Thelma Gómez Durán, porque narra una historia que tiene compromiso social, como es la existencia de una Policía Comunitaria que castiga los delitos a través de la educación y la reinserción en la sociedad.
“Juegan a ser sicarios”, de Daniela Rea, por ser una historia que, pese a su brevedad, dibuja a la perfección una situación estremecedora como es que niños de 12 años cierren las calles y arriba de camionetas disparen con sus armas simulando ser sicarios.
“Guerra contra el luto”, de Marcela Turati, ya que relata cómo continua la vida de quienes pierden a sus familiares a través de talleres de tanatología, con una descripción de sus emociones y la forma en que se van recuperando.
Generación ¡Bang! es un libro que, si bien fue editado hace 5 años, en 2012 -y con ello el cambio de gobierno y la aparición de varios hechos de relevancia política-social- permite conocer y acercarse más de fondo a una problemática mexicana -como la violencia y el narcotráfico- que sigue existiendo, aunque actualmente ya no forme parte primordial de la agenda de los medios de comunicación. En conclusión, una antología de historias muy recomendable para entender el narcotráfico mexicano.