Revista Empresa

Gente tóxica: Cuatro formas de combatir a los Vampiros Emocionales

Por Manuelgross

 

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Por: Chema Cepeda

El Efecto Pigmalión  

 

Todos tenemos nuestros días malos, en los que nuestros sentimientos de pesimismo y negatividad inundan todo. Para superar esos días, a veces necesitamos estar en soledad y otras veces descargar en nuestra persona, amigo o terapeuta, con el que compartir ese sentimiento. Es una situación normal y cotidiana.

 

Con los que tenemos que tener cuidado es con los llamados vampiros emocionales.

 

Seguro que conoces a alguna persona cuyo rasgo predominante es la negatividad y el pesimismo. Son personas que viven instalados en la queja y el reproche y que reciben todas las críticas y comentarios que les hacemos de forma negativa. Tienen la capacidad de chupar toda tu energía positiva en tan solo 5 minutos de conversación.

 

Se les llama Zombies o Vampiros emocionales pero no buscan sangre, se alimentan de la energía de los demás y cuando terminan con una víctima van en busca de otra.

 

Nuestro kit de Empatía 2.0

 

Queramos o no, los seres humanos venimos equipados de serie con un kit de interconexión 2.0 más o menos grande y dotado de un buen puñado de neuronas espejo. Esto nos convierte en esponjas que absorben la carga emocional de los demás. Por eso nos sentimos felices si nos rodeamos de gente positiva, y tristes si estamos con personas negativas.

 

Me gusta pensar en la empatía es como la carpeta Dropbox de nuestra vida. Si no conoces este programa, te diré que es una joya de la informática que he descubierto recientemente y que almacena tus datos en la nube y los sincroniza entre varios ordenadores, haciendo que estén siempre disponibles para trabajar desde cualquier lugar.

 

Nuestro Dropbox Empatía sincroniza postura, gestos, pulsaciones del corazón y nuestras emociones. Todo lo que incluyamos en esta carpeta, se pondrá a disposición de los que nos rodean de forma que vivirán un poco como nosotros y sentirán nuestras emociones.

 

No todos tenemos la misma carga de empatía ni la misma porosidad a la hora de absorber sentimientos. Las personas muy empáticas se sincronizan muy bien con los demás, son seres emocionales y construyen unas relaciones sólidas, aunque son más susceptibles al efecto vampírico.

 

Por el contrario, las personas menos empáticas son impermeables a los sentimientos de los demás, no reciben ni las buenas ni malas vibraciones y su vida emocional es más o menos plana. Se da la paradoja de que los vampiros emocionales suelen ser poco empáticos, pero se aprovechan de nuestra empatía.

 

El problema viene cuando nos sincronizamos con un zombie emocional y no arrastra al interior de su mundo negativo. Tras poco tiempo de conversación, nos llevamos un sentimiento parásito que condicionará nuestros actos durante las horas siguientes. Es agotador y nos sentiremos como si nos hubieran dado una auténtica paliza.

 

Además, a la vez que tumban nuestro estado de ánimo alteran nuestro sistema inmunitario, haciéndonos más susceptibles a contraer enfermedades de tipo infeccioso.

 

Por eso es tan importante a nivel personal y laboral que nos rodeemos de personas entusiastas, creativas e incluso optimistas. Al sincronizarnos con ellas, estaremos absorbiendo todos estos sentimientos y nos sentiremos bien física y emocionalmente. Son personas que te cargan las pilas y que aumentan drásticamente tu productividad.

 

Transferencias unidireccionales de energía

 

El que la transferencia de energía sea unidireccional podría ser porque su sentimiento negativo es más poderoso que el nuestro, pero creo que tiene más que ver con el grado de empatía individual.

 

Cuando se junta una persona centrada en sí misma y con una falta casi total de empatía, con otra persona muy porosa y empática, se produce una transferencia de energía unidireccional hacia el vampiro, dejando en el huésped un sentimiento de vacío y agotamiento. Es como un virus troyano que se aloja en nuestro sistema y nos descarga la batería en pocos minutos.

 

Además, esa energía absorbida es usada para cambiar su forma de pensamiento, sino para retroalimentar todavía más sus sentimientos negativos e ir en busca de una nueva víctima.

 

Aprendiendo a prevenir, combatir o mitigar a los Zombies Emocionales

 

No siempre podemos elegir a las personas que nos rodean y muchas veces nos tocará lidiar con este tipo de gente, con lo que es fundamental que estemos preparados para minimizar todo lo posible sus efectos devastadores.

 

Partimos de la premisa de que no debemos combatir la recepción de sentimientos por el hecho de ser negativos.

 

Nuestro arsenal emocional necesita albergar todo tipo de sentimientos. Los negativos hacen que valoremos las cosas en su justa medida y sintamos las emociones positivas correctamente. Además, ciertos sentimientos como el miedo o la frustración nos ayudan a superarnos día a día.

 

Todos necesitamos nuestra dosis de sentimientos negativos, aunque de una forma adecuada, sin caer en los excesos. Lo que si podremos controlar es la intensidad del sentimiento y el tiempo que se quede con nosotros. A los que de verdad debemos prevenir, combatir o mitigar es a los zombies emocionales.

 

Lo ideal sería tener una membrana semipermeable que dejara pasar los sentimientos positivos y nos aislara de los negativos. Esta membrana se puede conseguir, pero hay que trabajar un poco.

 

1. Aislamiento

 

En primer lugar, debemos ser conscientes del problema y estar preparados para saber reaccionar ante la llegada del chupa-energía.

 

Si sabemos que un zombie emocional se aproxima a nuestro campo de influencia o empezamos a conversar con uno y detectamos sus vibraciones negativas, entraremos en modo de alerta y podremos adoptar nuestra actitud defensiva.

 

Ser conscientes de esta situación y de nuestros sentimientos nos ayuda a estar preparados y adoptar una postura asertiva ante el sentimiento negativo. De esta forma, podremos cerrar selectivamente nuestros poros emocionales y evitaremos el contagio.

 

Sería actuar de la misma manera a como lo hacen psiquiatras y psicólogos, que adoptan una posición de observación y escucha, sin dejarse arrastrar por el problema.

 

2. Contraataque 

 

La mejor defensa puede ser un buen ataque, por lo que podemos usar sus mismas tácticas y contrarrestar sus sentimientos negativos a través de los nuestros positivos, para intentar contagiarles nosotros a ellos.

 

Es algo que pienso intentar con el próximo vampiro que me encuentre, aunque a priori se antoja bastante complicado (los expertos en este tipo de ataques son ellos…)

 

3. Control de daños

 

Si aún así nuestras defensas fallan y nos sentimos inundados por la bajada de energía y los sentimientos negativos, todavía podemos hacer algo. Llegados a este punto, nuestro objetivo sería minimizar el tiempo que está alojada la emoción parásita.

 

El mejor modo es nuevamente mediante la toma de conciencia de que nuestro sentimiento no es propio, sino adquirido. Es lo que Daniel Goleman llama la conciencia emocional, elemento clave dentro de la inteligencia emocional. De esta forma será más fácil que podamos aislar y eliminar el sentimiento.

 

4. Reactivación del sistema

 

Para hacer desaparecer el sentimiento negativo, debemos poner a nuestro cerebro a trabajar en otros asuntos. Realizar actividades que nos distraigan como hacer deporte, ver una película o leer un libro, etc. Evitaremos hacer cosas que permitan revivir el pensamiento, como puede ser dar un paseo.

 

Finalmente, podemos aprovechar nuestra capacidad esponja que nos ha llevado a ese estado y usarla a nuestro favor. Todos conocemos a personas entusiastas de la vida, que rebosan energía por los cuatro costados. Quizás es el momento de pasar un ratito con ellos para que nos recarguen las pilas  

 

¿Conoces a algún vampiro emocional? ¿Cómo haces para aislarte o mitigar sus efectos?

 

Escrito por Chema

 

© 2012 El Efecto Pigmalión. Todos los derechos reservados.   

 

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Fuente: El Efecto Pigmalión  

Imagen: Narcissist  

 


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