por Pablo A. Llerandi Román
Publicado originalmente en el libro ¡Ciencia Boricua! Ensayos y anécdotas del científico puertorro, 2011, Consejo para el avance en Puerto Rico de la innovación y la investigación científica, Editorial Callejón, 228 p. (http://www.cienciapr.org/en/book-ciencia-boricua)
Meteorización de rocas produce el suelo.
A los puertorriqueños nos gusta comenzar el día alegremente. Diariamente vamos a la cocina, tomamos los utensilios e ingredientes de comida y preparamos un rico desayuno que saboreamos acompañado de una tacita de café colao. También escuchamos la radio y leemos el periódico. Al salir en el carro a estudiar o trabajar, observamos el paisaje urbano y rural. Dondequiera vemos la huella de los avances tecnológicos, desde los utensilios de cocina, hechos de metal o plástico, hasta el papel del periódico, las autopistas, los celulares, los carros, la gasolina y las computadoras.
Para nosotros los geólogos, todos estos elementos, incluyendo la comida, tienen un factor en común: provienen de las rocas y los minerales. Sí, así como lo oye, de las rocas y minerales. Algunos pensarán que estoy loco o que soy un fanático de la geología. Aunque tengo que aceptar que es posible que tengan razón, en esta ocasión los reto a pensar sobre el origen de los materiales que utilizamos, lo que consumimos, y sobre el significado de las rocas y minerales en nuestras vidas. Al final de este ejercicio de reflexión y aprendizaje entenderemos la geología como lo que es: una ciencia fascinante con la que nos relacionamos diariamente.
Para conocer la relación de la geología con nuestro diario vivir, debemos entender los procesos que producen y transforman a las rocas y minerales. Es importante saber que las rocas cambian constantemente. Una vez las rocas se forman en ambientes específicos de la superficie y el interior del planeta, se trasladan a nuevos ambientes (o los ambientes de formación cambian). Estos cambios ocurren mediante procesos relacionados con las diferencias en la densidad, temperatura y presión de los materiales en los distintos ambientes, y también se deben al movimiento de las placas tectónicas. Los cambios producen condiciones e interacciones con otras rocas, agua y gases presentes en el nuevo ambiente. Como resultado, los minerales, componentes esenciales de las rocas, se ajustan a los cambios transformándose en minerales distintos. Cuando esto ocurre en la superficie del planeta, se producen sedimentos y suelos mediante la meteorización.
La meteorización física es un proceso en el que las rocas se rompen en fragmentos más pequeños. La meteorización química es un proceso de transformación de los minerales que componen las rocas y sedimentos mediante la interacción con el agua, la atmósfera y los productos de organismos vivos. Los minerales, al ser meteorizados, se transforman en minerales nuevos y más estables. La meteorización produce suelos que se forman en el mismo lugar donde las rocas y los sedimentos fueron meteorizadas. Los suelos están compuestos de material biológico, agua, aire y minerales. El tipo de suelo y su calidad dependen de las rocas, los organismos y la influencia de las condiciones atmosféricas, geológicas y geográficas presentes en el lugar de su formación.
Seguramente algunos se preguntarán: ¿Cómo se relaciona todo esto con nuestro diario vivir? Vamos a ver. El suelo produce el café que tomamos en la mañana. También produce los vegetales, especias, granos, frutas y viandas que consumimos a diario. Las gallinas, los cerdos, las vacas y otros animales que comemos se alimentan de productos derivados del suelo. Además, la materia vegetal y animal depositada en el suelo es descompuesta por microorganismos y sirve de fertilizante valioso que utilizamos para mejorar la producción agrícola. En otras palabras, el suelo y sus procesos nos obsequian los productos de consumo que encontramos en los supermercados, placitas y guagüitas para nuestro deleite.
Entender el origen de los suelos no sólo nos permite conocer de dónde viene lo que consumimos, sino que también nos ayuda a tomar acción sobre diversos aspectos relacionados con el cambio climático global, posiblemente uno de los mayores retos que enfrentamos como sociedad. Espero que la conexión entre los suelos y nuestra sociedad haya quedado clara. Entonces, ¿cuál es el papel de las rocas?
Las rocas son fundamentales en el desarrollo de los suelos, si no se meteorizaran, no tendríamos suelos; y sin suelos, posiblemente no hubiésemos evolucionado biológicamente y socialmente como lo hemos hecho. Igualmente, desde los comienzos de la evolución humana, las rocas y sus componentes han servido como herramientas, como objetos venerados por su simbolismo cultural y ecológico y se han utilizado como fuente de materia prima y energía. Hoy en día es difícil pensar en nuestras posesiones materiales sin tener en cuenta su origen relacionado con las rocas. Los plásticos y metales que dan vida a la tecnología que utilizamos, se originan en los hidrocarburos extraídos en campos petroleros y en las minas alrededor del mundo.
Las minas de Puerto Rico no son la excepción. En el pasado se extrajo guano en Isla de Mona; plata y plomo en Guayama; plata y oro en San Germán; oro y cobre en El Yunque; manganeso en Juana Díaz; hierro en Juncos y cobre en Naguabo, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX. Estas actividades están directamente relacionadas a con la economía global, de la que Puerto Rico es parte integral.
También es necesario reconocer que las rocas y minerales no sólo son una fuente de recursos económicos y tecnológicos. Por ejemplo, luego de que se identificaran yacimientos de cobre y otros metales entre Utuado y Adjuntas, a finales de la década del cincuenta, algunas compañías mineras propusieron desarrollar más de quince fosas de extracción. Estas fosas y los productos de la minería a cielo abierto iban a cambiar significativamente la geografía y calidad ambiental de Puerto Rico. Pero, a mediados de los años noventa, luego de muchos años de lucha, el pueblo se unió en una protesta masiva que dio lugar a un proyecto de ley que prohibía la minería a cielo abierto en Puerto Rico. En este caso, el patrimonio ambiental y cultural pudo más que el desarrollo económico. Hoy en día, el Bosque del Pueblo en Adjuntas representa esa otra cara de la geología puertorriqueña: el valor simbólico de nuestras rocas. Valor que tanto tuvieron presente nuestros indígenas al elaborar sus petroglifos, cemíes y aros líticos.
La geología está en todas partes, desde los recursos que utilizamos para el desarrollo tecnológico, hasta el patrimonio cultural de nuestro pueblo. La próxima vez que estudien o admiren una roca o mineral, recuerden que están utilizando conocimientos milenarios adquiridos a través de la ciencia nuestra de todos los días.