Revista Cultura y Ocio
Si una ciudad, o incluso una aldea, tiene alguna importancia hoy en día, es seguro que haya dentro de ella o junto a ella una estación de ferrocarril, un lugar que la ponga en contacto con el gran mundo exterior. Hace unos setenta y cinco años no había ferrocarriles ni estaciones de ferrocarril en Gran Bretaña ni en ningún otro lugar, y la gente se contentaba con subir o entrenar a lo largo de las carreteras a caballo. Pero ahora los tiempos han cambiado, y no es maravilloso que el nombre de George Stephenson, el hombre que ha abierto el país y tendido líneas sobre él como una poderosa red, es un nombre que la gente admira como uno de los mejores inventores que el mundo haya conocido.LEER MÁS »