Gerhard Richter artista plástico polifacético nacido en Dresde, Alemania en 1932. Durante su infancia vivió en Reichenau, más tarde residió en Waltersdorf. Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, con solo trece años logró escapar durante un bombardeo en la ciudad de Dresde en 1945.
Estudió en la Academia de Arte de Dresde, discípulo de Ulrich Lohmar, Will Grohmann y Karl von Appen entre otros, continuando su preparación en la escuela superior Zittau. Entre los años 1949 a 1951, incursionó en la escritura publicitaria y escenográfica, fue rechazado por la Universidad de Artes Visuales de su ciudad natal. Para obtener el diploma de grado pintó un mural llamado “Comunión con Picasso” y otro para finalizar su diplomatura denominado “Alegría de la vida”, para el Museo Higiénico Alemán, éste último fue redescubierto antes de la caída del muro de Berlín, cuando Richter se escapó de Alemania Oriental.
Trabajó como profesor mientras pintaba murales como “Lucha del trabajador”, entre 1957-1961 en su exilio, además de óleos que realizó sobre su esposa, la actriz Angélica Domroese, autorretratos y paisajes de Dresde titulando estos de forma neutral, como por ejemplo “Vista de la ciudad” (Stadtbild) de 1956.
Fue nombrado en 1971 profesor de la Academia de Arte en Düsseldorf, la cual tenía tendencia a la abstracción tachista, pero en 1983 abandona la ciudad para radicarse en Colonia, lugar donde reside actualmente.
Sobre su obra se puede decir que en los años sesenta, fue figurativa por la influencia de Dubuffet, Bacon y Giacometti, continuando con la tendencia del movimiento Fluxus, plasmado en foto-pinturas que son de corte más pictórico. Una producción que incluye paneles de más de cinco metros con soportes de acero, formados por espejos pintados que muestran una secuencia de miles de reflejos.
Finalizando la década sus creaciones son abstractas, monocromáticas, inspiradas en la guerra de Vietnam llamadas grises. El artista afirmó al respecto: “El gris garantiza la indiferencia y evita afirmaciones definitivas”. Durante los años ochenta comienza con la pintura expresionista y el uso más potente del color, centrándose en la comunicación por lo cual sus cuadros enfrentan la fotografía con el realismo de la pintura. Su arte capta al espectador y su forma de percibir objetos de familia, para plasmarlos en las técnicas de la plástica como su lienzo “Nubes”.
Las exposiciones individuales más destacadas de Gerhard Richter, comienzan en 1964 presentadas en Düsseldorf, Berlín y Múnich. En los setenta continúa en Estados Unidos y Europa, con una retrospectiva titulada “Oktober” (1989) que visitó diferentes museos del mundo. Sus realizaciones visitan ciudades como Chicago, Washington D.C y Nueva York donde MoMA (2002) le dedicó la mayor producción que hizo a un artista en vida, conocida como “Gerhard Richter: 40 años de pintura”. La ciudad de Dresde ofreció en 2005, el Archivo en las Colecciones Estatales de Arte, con su colaboración.
Su trabajo está documentado en el Atlas, que fue presentado por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (1999), con cinco mil presentaciones entre fotografías personales, prensa, paisajes, vistas de ciudades, donde se recrea su forma utópica de modificar las relaciones sociales, sobre lo cual Buchloh comenta: “parece considerar la fotografía y sus prácticas diversas como un sistema de dominación ideológica”.
Gerhard Richter es un genio, con un estilo de pintura realista en sus paisajes fotográficos, figurativo en sus retratos de personajes célebres, expresionista en lo abstracto y clásico en sus naturalezas muertas simbólicas. Un gran creador que se interesa por diversas temáticas todas perfectamente resueltas, en sus últimos trabajos hay una dosis sentimental, como si observara a través del objetivo de una cámara la unión poética y fotográfica de la pintura. Sobre su obra tan diversa comenta: “huyo siempre de toda fijación… me gusta lo indefinido e ilimitado, también la continua incertidumbre…”.
Es uno de los pocos pintores vivos más cotizados, prueba de ello es su lienzo de la serie “Abrastraktes Bild”, rematado en Christie's por un valor de 23,54 millones de euros.
Gerhard Richter es sin duda el artista preferido por los coleccionistas, el mundo del arte valora su composición considerándolo uno de los más destacados pintores contemporáneos.