En conclusión. No se pretende que la Administración Pública lo solucione todo e intervenga en cada una de las medidas. Su misión debe ser la de catalizador de las sinergias de los agentes que interactúan en el sector. Crear los cauces adecuados para que las fuerzas espontáneas del mercado actúen libremente.
Por poner un ejemplo práctico. Cuando comencé de Concejal de Turismo lo primero que hicimos fue intentar que la sociedad se involucrara y entendiera que esta industria era nuestro principal motor económico. Constituimos diversas mesas de trabajo, donde participaron multitud de personas: empleados municipales, policía, asociaciones de vecinos, hoteleros, comerciantes, taxistas, representantes sindicales, Tour Operadores, restauradores,…No se les decía qué tenían que hacer, simplemente se trataba de que ellos mismos reflexionasen en lo que se podía mejorar. Esa fue la primera parte.
En la segunda fase, se traía un borrador con sus sugerencias y lo debatíamos, rectificábamos o añadíamos propuestas. Y finalmente sacamos a la luz un Plan Estratégico, donde cada persona dejó constancia de su firma, adquiriendo el compromiso de ejecutarlo.
De los datos obtenidos sacamos el segmento concreto al que queríamos dirigirnos, y qué teníamos que hacer para lograr el mejor posicionamiento en ese nicho. Ya que lo ideal sería que cada zona del archipiélago se especializase en un producto, convirtiéndonos en complemento de un mismo destino, Canarias, y no en rivales. Promocionándonos bajo el paragüas de la marca España.
Se diseñaron cursos de formación adecuados al “target” seleccionado. Para potenciar nuestros valores característicos, identidad y cultura, se idearon noches temáticas folclóricas en la zona turística; jornadas gastronómicas, donde se daban a degustar ingredientes autóctonos (papas arrugadas, sancocho, queso, cabrito,…). Tratando por otro lado de que el turista saliera y visitase los pueblos del interior, monumentos, disfrutando de las fiestas populares,…en pro de que se distribuyese su gasto por la circunscripción, persiguiendo obtener la máxima rentabilidad. Buscábamos así que el viajero percibiera nuestros elementos diferenciadores, para poder fidelizarlo por ello y no por precio. Porque lo peor que nos puede pasar es que crean que somos un destino más, entre miles, de sol, playa y cemento.
Conscientes de que un resort es un conjunto, y para que el ciudadano se implique es necesario que sienta que obtiene un beneficio directo. Siendo la única labor de los gobernantes poner a tantos pensamientos dispares en conformidad, para que caminando en la misma línea alcancemos la meta fijada. Todo está inventado, sólo hace falta sentido común, estar atentos y saber escuchar.
Las cosas únicamente se pueden conseguir con la suma de esfuerzos. Nosotros no hicimos nada, solamente juntamos esas voluntades que estaban ahí esperando a que alguien les tocara a la puerta, para colaborar y aportar sus experiencias y conocimientos. En definitiva, fuimos capaces de sincronizarnos para crear un pensamiento colectivo. Imagínate lo que lograríamos si estuviésemos convencidos de luchar por aquellas iniciativas en las que realmente creemos. Sorteando cualquier obstáculo que se presente, corrigiendo sobre la marcha las imperfecciones que surjan. A partir de ese instante, sí que hablaríamos de poner rumbo a la excelencia.
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